REMODELACIÓN PRADO-RECOLETOS
Enero, 2012
El ex-alcalde Gallardón ha dado muestra de sus megalomaníacos y más que aberrantes gustos en las intervenciones en las calles de Madrid.
El cubo de Moneo fue un adefesio y un atentado arquitectónico contra el escaso gótico madrileño.
Las Cuatro Torres son un exabrupto antiestético en el perfil de la ciudad; el nuevo Ayuntamiento en Cibeles: un despropósito carísimo, más grande que el Congreso de los Diputados. Y en cuanto a la remodelación del eje Prado-Recoletos, una sinvergonzonería estrafalaria y senil de A. S.
Empecemos por la amputación de la estatua de Colón, que deja visible su triste muñón en la plaza, y su resituación en el centro de la avenida, en una glorieta infame y escandalosa que bloquea en tráfico e impide girar cómodamente a Santa Engracia.
Las fuentes que daban un impresionante aspecto a la plaza de Colón las han desmontado y almacenado y la hermosa cascada de la plaza es ahora una tonta cortina de agua móvil con colorines. Todo ha sido mover y joder. Ay, majete, si no sabes, pa qué te metes. Estaba bien como estaba, el caso sea tocar los cojones a la concurrencia.
Pero para más inri, los macromaceteros oxidados que bloquean los pasos de peatones parecen ser la obra de un capullo malintencionado. ¿A quién se le ocurre poner más barreras arquitectónicas? Ya había un árbol en medio ¿para qué engordar más su tronco?
Las plazas de Callao e Isabel II están tan despobladas de bancos y mobiliario como la mente de sus promotores. Si una plaza no tiene sombra ni bancos, ¿para qué coño vale?
Si a ello añadimos los baches cavernícolas de Madrid y las basuras que llenan las calles que no son la jodida "almendra central" (se las trae el nombre de marras), el panorama es más que desalentador: exasperante.
El ex-alcalde Gallardón ha dado muestra de sus megalomaníacos y más que aberrantes gustos en las intervenciones en las calles de Madrid.
El cubo de Moneo fue un adefesio y un atentado arquitectónico contra el escaso gótico madrileño.
Las Cuatro Torres son un exabrupto antiestético en el perfil de la ciudad; el nuevo Ayuntamiento en Cibeles: un despropósito carísimo, más grande que el Congreso de los Diputados. Y en cuanto a la remodelación del eje Prado-Recoletos, una sinvergonzonería estrafalaria y senil de A. S.
Empecemos por la amputación de la estatua de Colón, que deja visible su triste muñón en la plaza, y su resituación en el centro de la avenida, en una glorieta infame y escandalosa que bloquea en tráfico e impide girar cómodamente a Santa Engracia.
Las fuentes que daban un impresionante aspecto a la plaza de Colón las han desmontado y almacenado y la hermosa cascada de la plaza es ahora una tonta cortina de agua móvil con colorines. Todo ha sido mover y joder. Ay, majete, si no sabes, pa qué te metes. Estaba bien como estaba, el caso sea tocar los cojones a la concurrencia.
Pero para más inri, los macromaceteros oxidados que bloquean los pasos de peatones parecen ser la obra de un capullo malintencionado. ¿A quién se le ocurre poner más barreras arquitectónicas? Ya había un árbol en medio ¿para qué engordar más su tronco?
Las plazas de Callao e Isabel II están tan despobladas de bancos y mobiliario como la mente de sus promotores. Si una plaza no tiene sombra ni bancos, ¿para qué coño vale?
Si a ello añadimos los baches cavernícolas de Madrid y las basuras que llenan las calles que no son la jodida "almendra central" (se las trae el nombre de marras), el panorama es más que desalentador: exasperante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario