martes, 12 de marzo de 2013

Live and Let Die, de Pfannenschmidt


Urgencias de un toro que late

La prolífica artista alemana inauguró el pasado 8 de marzo una exhibición de nuevo cuño: fotografías proyectadas en El Caffé, con el bosque y la tauromaquia como excusa.

Sin embargo, la realidad es que sus fotos bicromáticas hablan de la libertad, de la manumisión del astado, como símbolo de la vida frente a la muerte, frente a los rituales, frente a los convencionalismos de esta sociedad en la que vive.


Pfannenschmidt nos ofrece esta vez una fotografía más íntima, despojada de artificios, con la sencillez de una fuerza negra de la naturaleza que pasea por un parque-bosque de Madrid, como si la autora estuviera finalizando su catarsis.

Jutta Pfannenschmidt
Su fotografía brama ahora sus ansias de libertad y se erige en la protagonista libertadora, en la que contagia sus estados anímicos actuales, expansionistas, deseosos de alcanzar una madurez de liberación, y además desea gritárselo a los demás: ¡Vive!

Las imágenes expuestas conforman una unidad ajustada a la medida de su entorno, un elegante club de fumadores que desea que la imagen forme parte de la escena. Y no es casualidad que el lugar sea un sitio casi proscrito, con los humos de los cigarros flotando en el fluido transparente que respiramos. Su grito va ahora más hacia la libertad que hacia la vida: ¡and Let Die! –deja morir-.

La brutal sencillez de las querencias de esta extremadamente sensible autora queda patente en sus fotos, en la elección del paisaje donde podemos verlas transparentarse y en el maravilloso dúo que disipaba los humos de los presentes, muchos no fumadores.

Un contrabajista de renombre, Jirka Vaclavik y su acompañante musical favorita, la bellísima pianista y cantante coreana Sylph nos estremecieron con sus acordes, mientras los asistentes acabábamos de conocernos, de otros eventos, de otras exposiciones.



Allí estábamos críticos, periodistas, editores, actores, musicólogos y artistas como Aimo Katajamäki y Sergio Ramos, cantantes como brasileña Lucia Adrianni y hasta psicoterapeutas de París.

Cuando el arte es psicoarte es arte más verdadero, pues lo estético es manierismo y el sentimiento es sublimación.


Caffé
C/Santa Hortensia 54
28002 Madrid
8–28 marzo de 2013









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