La prolífica artista alemana
inauguró el pasado 8 de marzo una exhibición de nuevo cuño: fotografías
proyectadas en El Caffé, con el bosque y la tauromaquia como excusa.
Sin embargo, la realidad es que
sus fotos bicromáticas hablan de la libertad, de la manumisión del astado, como
símbolo de la vida frente a la muerte, frente a los rituales, frente a los
convencionalismos de esta sociedad en la que vive.
Pfannenschmidt nos ofrece esta
vez una fotografía más íntima, despojada de artificios, con la sencillez de una
fuerza negra de la naturaleza que pasea por un parque-bosque de Madrid, como si
la autora estuviera finalizando su catarsis.
Jutta Pfannenschmidt |
Las imágenes expuestas conforman
una unidad ajustada a la medida de su entorno, un elegante club de fumadores
que desea que la imagen forme parte de la escena. Y no es casualidad que el
lugar sea un sitio casi proscrito, con los humos de los cigarros flotando en el
fluido transparente que respiramos. Su grito va ahora más hacia la libertad que
hacia la vida: ¡and Let Die! –deja morir-.
La brutal sencillez de las
querencias de esta extremadamente sensible autora queda patente en sus fotos,
en la elección del paisaje donde podemos verlas transparentarse y en el
maravilloso dúo que disipaba los humos de los presentes, muchos no fumadores.
Un contrabajista de renombre,
Jirka Vaclavik y su acompañante musical favorita, la bellísima pianista y
cantante coreana Sylph nos estremecieron con sus acordes, mientras los
asistentes acabábamos de conocernos, de otros eventos, de otras exposiciones.
Allí estábamos críticos, periodistas, editores, actores, musicólogos y artistas como Aimo Katajamäki y Sergio Ramos, cantantes como brasileña Lucia Adrianni y hasta psicoterapeutas de París.
Cuando el arte es psicoarte es
arte más verdadero, pues lo estético es manierismo y el sentimiento es sublimación.
C/Santa Hortensia 54
28002 Madrid
8–28 marzo de 2013
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