domingo, 29 de diciembre de 2013

La Navidad en Madrid

Puesto de artesanía
Mercadillo de Navidad en Majadahonda


Este 28 de diciembre se celebró el último mercadillo de Navidad de 2013 en la terraza del Restaurante Goa de Majadahonda (Madrid).

Acudimos buscando con desesperación algún mercadillo que nos hiciera sentirnos como que estábamos en Navidad, ya que en Madrid esto resulta harto difícil, no sólo por la escasa tradición en mercados de Navidad que hay en España, sino por la alergia paleta que tienen los dirigentes políticos de esa comunidad autónoma -y de otras- a celebrar como se debe una festividad que es religiosa sí, pero también una tradición entrañable y maravillosa de nuestra cultura occidental.




La Navidad es cosa de Europa

La terraza del restaurante Goa,
sede del mercadillo.
Majadahonda
El laicismo militante y los complejos de inferioridad han hecho mella en los politicuchos más tontorrones y nos han inundado las calles de luces muy mariconas y sin simbología alguna que recuerde qué es lo que se celebra, tal vez para no molestar a los musulmanes y a los madrileños iconoclastas, una secta destructiva sin propuestas más allá de no dejar títere con cabeza, y que acabará con costarles la suya propia por enfermedad incurable autolítica.

Como sabemos, la celebración de la Navidad en España es culpa de El Corte Inglés, y una vez limitada su influencia en la sociedad urbana nacional, nadie ha querido recoger su herencia. Ni empresas ni instituciones dedican más interés en la Navidad que poner la consabida cartelería capulla en inglés en los comercios, pistas de hielo para que patine su tía y mantener un horroroso, casposo y mugriento mercado de baratijas de plástico repetidas hasta la picazón en la Plaza Mayor de Madrid.

Mercadillo de Navidad de Majadahonda
Las plazas de Jacinto Benavente y Santo Domingo tienen unos discretos mercadillos que ofrecen siempre lo mismo, con poca artesanía de verdad, donde no se puede comer ni beber, a no ser pipas o pasteles árabes.

En la Plaza de España hay un excelente mercado de artesanía, repleto de tiendas con oferta de mucha calidad y muy variada, pero no es un mercadillo de Navidad, porque  lo navideño no asoma por ninguna de sus costuras.

Así, y mientras acomplejados y envidiosos defienden la Navidad no-navidad y otros no atisban más de allá de sus narices provincianas, nosotros fuimos en busca de algo que se pareciese, aunque fuera de lejos, a los mercados de Alemania, de Tallin, de Cracovia o siquiera del sur de Finlandia, qué menos …

Después de un exhaustivo mapeo en herramientas varias, todas inútiles para localizar con precisión, dimos con este mercadillo oculto de Majadahonda en Google.


Restaurante Goa
El éxito de un país comienza por su ordenamiento espacial

A la primera y por casualidad encontramos la Avenida de España y la calle Doctor Calero. La pobre señalización es una seña de identidad en Majadahonda y la suerte un aliado.

Más difícil fue localizar el número 14 de esa avenida, pues el edificio del esquinazo pertenece a Doctor Calero … y nadie parecía conocer el restaurante Goa y menos aún el susodicho mercadillo.

Decepcionados y pensando haber sido víctimas de un complot en la Red del 28 de diciembre, nos metimos en la cervecería La Antigua. Sin darme por vencido y con un gran mosqueo con la “visión” de ediles y comerciantes, pregunté al camarero. Y sí, existía el Goa, viva.

Estaba tan al lado, tan cerca y tan poco publicitado que se pensaría que era sólo para nativos y residentes en la misma manzana. Muy exclusivo, en efecto.


Por fin en el mercadillo

Entrada al mercadillo de Navidad
Se encuentra bajando Doctor Calero, desde la Gran Vía, hasta su confluencia con la Avenida de España. Y es a la izquierda, junto a un asador, a unos 50 metros.

El mercadillo no me decepcionó. Allí estaba, pletórico de luces, oliendo a Navidad, con tenderos encogidos por el frío y unos cuantos puestos de artesanía de aceptable calidad.

También las baratijas lucían espléndidas y los tenderos amables, tanto que hasta repartieron sus pasteles sobrantes antes de marcharse con una amplia sonrisa.

El retraso en encontrarlo (unas dos horas desde que salimos de Madrid) impidió que asistiéramos al concierto de góspel programado, pero no que nos tomáramos las escurrajas de lo que quedaba de vino caliente y compráramos unos pastelitos de carne y calabacín libaneses que daban un toque exótico al mercadillo, a falta de viandas más autóctonas, porque claro, la gastronomía española no se molestó.

Mercadillo de
Majadahonda
La amabilidad de un camarero del Goa nos invitó a entrar en su restaurante, hoy reconvertido en un salón de gin tonics decorado con rodajas de troncos y con una chimenea central muy cálida.

Hoy sí experimenté un verdadero mercadillo de Navidad en el centro de España. Felicidades a los promotores.

La próxima cita será probablemente el 4 de enero de 2014. Me gustaría que hubiera más dulces de Navidad, más bebidas calientes, más música navideña de ambiente … y mejor mercadotecnia.




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