jueves, 6 de octubre de 2016

El Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara

Campos del noroeste de Guadalajara de amanecida, cuando los corzos salen a comer el cereal caído


Guadalajara es una tierra de Castilla que no es La Mancha, tan olvidada que a duras penas podemos citar su miel de La Alcarria y el Doncel de Sigüenza como sus referentes, pero que posee entre sus montes norteños toda la fuerza de la Iberia más salvaje y agreste, llena de sorpresas botánicas en sus pliegues, de pueblos que han resistido increíblemente al desarrollismo y a la planificación, a las puertas mismas de su destrucción.




Ruta desde el pantano de El Vado a La Vereda

Pueblo negro de La Vereda en octubre de 2016
02/10/16

Inicio mis excursiones de otoño con la vista puesta en las lluvias, y en salir con algún grupo de compañeros seteros expertos con los que compartir unos hongos suculentos a los vahos de un buen puchero.

Mientras tanto, me conformo con las excursiones multitudinarias de los grupos de Facebook, una excelente manera de conocer sitios sin gastar tiempo y poder contrastar los conocimientos que sobre lo natural tienen los madrileños urbanitas.

No me preparé nada, excepto comida y agua. Pero imaginé un terreno quebrado, duro y pizarroso que luego resultó ser un cómodo paseo de 18 km. por pistas y un sendero bastante llano, tapizado de pinocha y bien preparado con lajas de pizarra.

Desayunamos en Humanes, en el bar Sinagoga, porque en Retiendas el bar no abre hasta las 10 de la mañana. Después nos juntamos en el monolito de entrada a este pueblo para acercarnos hasta la presa de El Vado, sobre el irregular e imprevisible río Jarama, que lo mismo viene seco que generoso.


Parque Natural
Sierra Norte de Guadalajara




Localización de La Vereda


Presa de El Vado
Cruzamos el pantano dos veces, atravesando el túnel excavado en la roca y llegamos hasta una pequeña explanada donde caben unos 6 ó 7 vehículos. Allí sale una pista hacia la aldea semiabandonada de La Vereda, y digo aldea pero sin fundamento, pues cuando El Vado fue sepultado bajo las aguas del pantano, La Vereda se hizo con el ayuntamiento.

No seguimos la pista hasta el pueblo, sino que serpenteamos por un sendero estrecho más abajo y más cerca del pantano, a media ladera y dejando muy abajo el río encajonado y embalsado, con muy poco nivel de agua en estas fechas.

Buitres leonados en cantiles del río Jarama
En unos cantiles rocosos vimos una decena de buitres leonados, que emprendieron el vuelo asustados y remontaron las tenues térmicas matutinas provenientes del fondo del valle.

La escasez de aves es notoria, tal vez por ir un grupo de casi 50 personas, pero sí que hay una interesante variedad vegetal relicta bajo el dosel omnipresente de pinos repoblados, que posiblemente sean pinaster y sylvestris.

El Jarama próximo a la presa de El Vado
Entre ellos crecen dos especies de brezos sin florecer, jara pringosa muy común, estepa, escaramujo con las bayas comestibles pero todavía inmaduras, algunos espinos albares sin fruto, zarzamoras de polidrupas pequeñas pero muy dulces, cantueso sin flores, grandes cerezos solitarios, algún almendro, fresnos y alisos en los cauces de los arroyos, encinas y robles melojos dispersos y hasta nogales en los núcleos urbanos. En general, una vegetación agreste subyacente y típica de esta parte de Guadalajara.

En las cercanías de La Vereda, a unos 15 minutos de llegar, se encuentra una gigantesca encina del tamaño de un roble albar muy grande. Le calculo más de 400 años y creo que es más añosa que la encina de Boadilla del Monte (M) cercana al observatorio de aves.


La Vereda, antes del despoblamiento. Trillando.
Fuente: Internet
La Vereda, aldea

La Vereda es un pueblo con 4 habitantes, según el censo de 2009. Después de la creación del embalse, asumió las funciones administrativas de El Vado, pero la falta de infraestructuras y comunicaciones lo llevó al abandono en los años 70.

Es uno de esos pueblos de arquitectura negra que se mimetizan con el paisaje y el mejor conservado que conozco. Actualmente lo gestiona una asociación que lo está recuperando, manteniendo toda su esencia tradicional, en la que no caben ni la electricidad ni el agua corriente.

Tiene dos barrios, una iglesia y un mirador colgando sobre un despeñadero, donde reponer fuerzas con un bocadillo tierno de embutido y un buen chorro de vino tinto en bota.


Ruta El Vado - La Vereda
Fuente: Internet




De vuelta todo fue más fácil por el camino, el premio había sido contemplar un pueblo como los que vieron los bisabuelos de muchos de nosotros y como lo vivieron los padres de algunos de los restauradores y moradores eventuales de esta joya de la arquitectura y la cultura españolas. Un ejemplo de tesón y de amor a nuestros antepasados.

Un viento fresco aliviaba nuestros sudores en estos octubres calurosos que estamos disfrutando y padeciendo últimamente. A nuestra izquierda de nuevo el Jarama encajonado y domesticado, de fondo la enorme mole del monte Ocejón, y a su sombra, el esqueleto de la iglesia de Nuestra Señora de la Blanca, único testigo de la destrucción a la que someten el medio humano y natural las infraestructuras de abastecimiento de las grandes aglomeraciones humanas como Madrid.


Entorno de El Vado, 1979
Fuente: Internet


Entorno de El Vado, 2016



Restos de la iglesia de El Vado
Nuestra Señora de la Blanca



Más información: La Vereda y la Sierra de Ayllón

Fotos: El Zenobita




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