viernes, 27 de diciembre de 2019

Navidad en Madrid: NAVISURA

Plaza Mayor de Madrid,
mercadillo guarrete, diciembre 2019
La Navidad en Madrid comienza con el mercadillo de Adviento de la iglesia alemana de Colón y el encendido de las luces de la ciudad.

También se nota porque la avalancha proveniente de los barrios y la periferia hace intransitable el centro esos días para los que estamos acostumbrados a hacer el ocio en él.

Y con la avalancha humana llegó la basura.

Llama la atención que desde Ana Botella y Manuela Carmena la ciudad ha estado especialmente guarra, siendo una seña de identidad de la Navidad en la ciudad de Madrid la basura que se acumula en las esquinas, en el suelo y por todas partes, con los cubos a rebosar y los niños jugando y fotografiándose entre la mierda.

No quiero buscar culpables fáciles pero lo haré. Las ciudades con más emigración desde países desorganizados exportan ciudadanos desorganizados, que en Madrid hacen lo mismo que en sus países, tirar los papeles al suelo o difundir excrementos caninos, orinar en las calles y tirar papeluchos pegajosos de comida al suelo. Si añadimos que los españoles más guarros también quieren ensuciar y el ayuntamiento ha decidido no limpiar, pues ya tenemos NAVISURA, una palabra que debería registrarse en la Oficina Española de Patentes y Marcas con respecto a su Know how.

Plaza Mayor durante el mercadillo guarrete
de Navidad de 2019
Navisura es Madrid y Madrid es Navisura. El actual alcalde, el popular Almeida lo sabe y ha decidido no hacer nada. Tal vez porque no vive en el centro o no se desplaza a pie, o porque le trae al fresco.

Hay experimentos sociales, como el de la teoría de las ventanas rotas de  Phillip Zimbardo, de los que podemos colegir que unas calles limpias disuaden de tirar papeles a la mayoría de los viandantes. Aunque seguramente es un craso error pretender que en el Ayuntamiento de Madrid conozcan esta referencia.

Se lo pondremos facilito a los responsables municipales con este enlace tan poco sesudo pero esclarecedor: La teoría de las ventanas rotas de Zimbardo

Para ver experimentos posteriores, pueden clicar en



No había forma más elegante de poner las
vallas del Ayuntamiento
Los mercadillos navideños de Madrid llegaron a ser muy pretenciosos en la era Botella, incluyendo una pista de hielo en cada distrito del centro, y en algunos más alejados, por ejemplo Ciudad Lineal, pero siempre se olvidó de poner puestos realmente navideños y no simplemente sacar las tiendas a la calle como en la Verbena de la Paloma.

Los mazapanes y el vino caliente, los polvorones y el ponche, las rosquillas fritas ... Todos olvidados. Sólo los putos churros omnipresentes, como testimonio de una ciudad a la vez sofisticada, cosmopolita y celosa de sus tradiciones, con departamentos de investigación alimentaria que ... Para qué seguir. Era ironía (explicación sólo para los miembros de partidos políticos). 

A Botella (llenó de ellas Madrid) también se le olvidó pasar la escoba, algo que con la jueza yaya siniestra empeoró. La mierda adquiría caracteres dantescos y el menudeo de los manteros tapizó la ciudad con la anuencia de la abyecta regidora.

Almeida, el actual alcalde, debe estar siguiente las mismas consignas porque apenas hay más que ligeros cambios, que se revertirán cuando la gente se olvide de qué votó.

Cutre luces navideñas (?!) en Tetuán
Naviluz, Madrid 2019
Las careadas luces navideñas y sus árboles gigantes evitan la muerte de abetos y piceas gigantes, aunque consuman mucha electricidad, pero esos conos descomunales son repetitivos y aburridos.

Hay barrios sin luces suficientes, por ejemplo en Tetuán, donde misteriosamente las luces de Navidad se acaban cerca de la mezquita (para no molestar) y cuya decoración parece la de un circo o un cabaret de varietés de detrás del Telón de Acero.

La Navidad está de capa caída en España porque los mandatarios de los partidos son militantes del laicismo, en contra del sentimiento general de la población, pero también son globalizadores, aculturadores y castradores de la identidad española. Son élites de lacayos que sirven a amos de fuera de la Península con órdenes emanadas dentro de la Península.





Cuatro Caminos, el castañero,
algo típicamente navideño
que no encontrarás en los mercadillos.

Las hojas se recogen solas en el
Bº de Tetuán

Ah, no,
que los barrenderos
las dejan pa luego

Los sin techo le dan un aspecto más humano a la plaza por Navidad

Hay algún mercadillo con cierto estilo, pero carente de contenido atractivo

Pº de la Castellana
La iniciativa privada nos indica que aún hay esperanza para Madrid















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