jueves, 19 de julio de 2012

El botellón en Malasaña

Pza. de San Ildefonso, Madrid
CUANDO LOS POLÍTICOS MIENTEN

Cuando queremos pensar en la Política, y concretamente en esos caras llamados políticos, decidimos de manera inmediata que debemos prevenirnos.


Nos metemos en terreno peligroso intentando discernir entre lo verdadero y lo falso de sus discursos. Es lógico pensar que no siempre dicen la verdad, y más en estos tiempos de “crisis”, donde a veces “decir la verdad” puede doler.

Cartel del 15M en Sol
El ejercicio de la Política conlleva –solemos creer- el ejercicio de la ocultación, las medias verdades y hasta, en ocasiones, verdaderas mentiras; todo en aras de proteger los intereses nacionales, regionales y municipales, a los ciudadanos o a los españoles e, incluso,  los intereses particulares, de partido y hasta de grupúsculos dentro de los mismos o ajenos a los mismos.

Contra el pago de derechos de autor
Pero como no hay mejor baño de realidad que el estudio de casos, realizaré un breve análisis de una realidad que conozco bien a través de mi experiencia directa; nada de lo que te cuenten, nada de lo que leas, de lo que creas o supongas, sino de lo que he visto y experimentado.

Este estudio de casos podríamos llamarlo: El caso del botellón en la Plaza de San Ildefonso.

Mi estudio arranca durante unas fiestas en Malasaña hará, al menos, unos cinco años. Aunque la realidad del barrio me es conocida desde mucho antes.

Viví la represión policial de la Plaza del Dos de Mayo desde la barrera, pues cuando la Policía acudía, yo estaba ya fuera del cerco policial. Y esto ocurrió varias veces.

Policías infiltrados en el 15M
Se alegaba el ruido a los vecinos, por cuyas quejas el Consistorio, siempre tan sensible a las demandas ciudadanas, actuó contra los ”intolerantes” del botellón, causantes de ruidos y suciedad.

El despliegue de esbirros-funcionarios uniformados alejó a los que alegremente deseaban tomarse una lata de cerveza en la calle y los condujo hacia la Plaza de San Ildefonso. Esa plaza ya había sido escenario, cuando arrancó mi “estudio”, de actuaciones e instalación de barras de bebidas con motivo de las fiestas de Malasaña. Recuerdo incluso un improvisado espectáculo lésbico al que acudió numeroso público cargado de minis (vasos grandes de plástico) de cerveza.

Pza. San Ildefonso 18/07/2012
Lo que pasó durante ese mismo verano fue que la gente le tomó querencia al lugar y acudía a sentarse con sus bebidas, ya fueran traídas de casa, compradas en tiendas chinas –con la permisividad del Ayuntamiento- o adquiridas directamente por un euro a un ciudadano chino ambulante.

Hasta aquí la historia. Pero como los sueldos de los uniformados al servicio del Ayuntamiento (cómo les gusta a los gobernantes menores tener fuerzas a su cargo) hay que justificarlos y cazar chorizos es pelín peligroso, se decidió “velar por el descanso de los vecinos” desalojando con riegos de agua a los sentados (lo debieron de copiar de las manifestaciones contra Pinochet) y revisar las bebidas de los pacíficos reunidos.

Pintada del 15M
Lo del agua lo dejaron y un coche policial reprime y castiga a los bebedores en la calle, obligándoles a pagar una multa o asistir a un curso de reeducación para alcohólicos o bebedores de alcohol sin más.

Lo de lucrarse el Estado con la venta de alcohol pero castigar su ingesta en la calle me parece aberrante y la primera gran mentira de este “estudio”.

Pero vamos a lo nuestro: con la justificación de que los reunidos causan ruido y de que beber alcohol en la calle “está prohibido” por feo, mal ejemplo, indecencia o lo que Uds. quieran, se reprime, se desaloja y se castiga a gente pacífica que nunca suele mostrar signos de embriaguez –soy testigo varias veces a la semana- ni arma escándalo prácticamente casi nunca. Las papeleras y el suelo, eso sí, rebosaban de latas, no así de sus contenidos, engullidos hasta la última gota por sedientos que desean ahorrar hasta el último mililitro adquirido.

Restos botellón 18/07/2012
Pero hete aquí que hace muy poco abren un par de locales más en la plaza y, como por arte de ensalmo, ocupan con sus sillas la terraza, arrinconando a los “botelleros” en una esquina.

Allí el guirigay  es grande y se consume alcohol a raudales, también de alta graduación y los precios son tres veces más que los que ofrecía el modesto y ávido chino de turno.

Pero ya la Policía no viene, no castiga a los bebedores en la calle, ni a los que hacen ruido, ni a los que tiran lo papeluchos al suelo. A los sentados en sillas, me refiero.

Pancarta del 15M en Sol
Han puesto tres enormes y horrendos contenedores que rebosan lixiviados y cartonajes, dejando a las modestas papeleras de antaño repletas como enanos dotados de encanto, con sus montoncitos de latas verdes.

Y esta es la otra gran mentira de este “estudio”: prohíben beber en la calle no porque sea molesto, insalubre o un mal ejemplo para los niños sino PORQUE NO COBRAN NADA. Sí, señores, el chino no paga impuestos por vender en la calle, el consumidor tampoco y eso a los responsables municipales les jode.

Bares contra la ZPAE
Les jode también que seamos capaces de sentar nuestros culos en el suelo y beber una cerveza a gusto por 1 euro, porque ellos no son capaces y NO RECAUDAN NADA. Les molesta “el desorden”, les molesta “la libertad”, y eso a pesar de ganar los concejales muchos miles de euros al año (algunos hasta 80.000), con los que podrían poner sus culos donde quisieran ...

El problema, señores, no es de salud, es de intimidación para recaudar, como hacía el sheriff de Nottingham del mito Robin Hood. Y él era un tirano al servicio de otro tirano mayor. ¿Qué son entonces nuestros responsables municipales?


Saber más:

Malasaña critica el aumento de terrazas en la Plaza de San Ildefonso.









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