En Madrid ya no sólo existe la Mahou
El bar Racer es uno de esos extraños lugares que ha aportado la inmigración a Chamberí.
Muy cerca de Cuatro Caminos se encuentra una antigua panadería con techos de escayola reconvertida en bar restaurante de motos y cervezas ... ucranianas.
Hace algo más de un año hablaba con su propietario sobre el local y su pasión por las motos, patente en todos los recuerdos que exhibe en sus paredes. Incluso de cuando en el Retiro se hacían carreras.
La entrada no parece gran cosa, pero al fondo se encuentra un cómodo salón de ambiente rojo con grandes sillones para degustar enormes y sabrosas cervezas de Ucrania. Europa es lo que tiene, y en cualquier rincón hay monumentos, historia y grandes cervezas.
Esta vez me dejé recomendar y degusté unos exquisitos blinis de la casa, aunque con la Пиво (pivo) o cerveza ya me atreví yo solo: pedí unas excelentes Львівське (Lvivske) y Арсенал (Arsenal), que sin ser especialidades para gourmets, sí nos dan una idea de los tamaños y sabores que por allí se estilan.
Madrid, paraíso de la caña fría en vaso pequeño y la banderilla de encurtidos, va dando poco a poco pasos hacia la variedad regional e internacional. Y no hace falta que te eches una novia del Este, lleva a la que tengas -por paleta que sea- a tomarse una cerveza con blinis por Chamberí.
Dónde
C/ Bravo Murillo, 70
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