A veces, la falta de tiempo por las ocupaciones cotidianas y lo inabordable de una tarea por su dimensión o dificultad, hace que la pospongamos hasta tener la mejor de las disposiciones.
Hoy ese día ha llegado para un artículo que ha estado en el horno, semiabandonado, más de 3 años.
Hoy ese día ha llegado para un artículo que ha estado en el horno, semiabandonado, más de 3 años.
Ha sido mi artículo más deseado en este blog, y espero que aporte información valiosa a quienes lo lean, para que se tomen las decisiones más sensatas y adecuadas, cuales son: la defensa del medio ambiente y el cuidado de las láminas de agua ornamentales en la ciudad de Madrid.
28/03/16
Han pasado ya 2 años desde que descubrí el estanque de la avenida 25 de septiembre. Desde entonces, los distintos aportes hídricos, botánicos y faunísticos habían convertido un depósito de cemento en un ecosistema.
Allí proliferaban una nutrida colonia de gambusias (Gambusia holbrooki), algas, zapateros de agua (Gerris lacustris), notonectas, una rana verde (Pelophylax perezi), un galápago americano sin identificar, 2 carpas grandes (Cyprinus carpio), 2 carpas pequeñas, una de ellas posiblemente un koi (Cyprinus carpio) y otra un carpín o carpa dorada (Carassius auratus auratus) y numerosas libélulas rojas (Sympetrum fonscolombii ♂) se posaban en sus barandillas, poblando sus mudas los bordes de cemento.
De todos las anteriores, tan sólo Gerris, Pelophylax, Notonecta y Sympetrum son géneros autóctonos, lo que nos debe llevar a reflexionar sobre las consecuencias de ello.
Rana verde entre algas filamentosas |
Las terribles imágenes de un carpín dorado yaciendo brillante e inerte entre el barro y los detritus extraídos del estanque, con su vientre picoteado por las aves, expresan bien a las claras la insensibilidad de los operarios de limpieza del Ayuntamiento de Madrid y sus responsables técnicos y políticos.
Pero veamos cómo comenzó la historia.
19/09/2013
He descubierto el parque de Quinta de los Molinos hace sólo un par de años, en 2011. Acudí a un proceso selectivo en unos edificios de oficinas contiguos y me metí un rato en sus caminos para descansar a su sombra.
El parque no es ni el más bonito ni el más grande de Madrid, premios que se llevarían, casi sin dudarlo El Capricho y El Retiro, dejando aparte otros menos conocidos y el enorme Parque Juan Carlos I, una solanera inhóspita en verano y una heladora estepa rusa en invierno.
Molino de viento para extraer agua |
He recorrido sus veredas de tierra flanqueadas de arces de montpelier, de encinas, de pinos, de eucaliptos frescos, de lilos fragantes… sus parterres y su gran charca de aguas oscuras y muertas.
He oído picos picapinos repicar en lo alto, visto a los mirlos correteando entre los arbustos, a las urracas, las palomas torcaces, … incluso a un carbonero garrapinos en una conífera cercana al parque comiendo sus acículas.
El lugar es ideal para correr, para perderse. No hay aglomeración de turistas ni de corredores sudorosos, tan sólo paseantes de perros y algún que otro vecino deportista. Hay incluso una pequeña pista de atletismo contigua al parque.
Parterre, 09/04/2014 |
En derredor, los parterres conforman la imagen más íntima y amable de este parque singular que merece una mayor atención para dotarlo de una mejor ordenación y mayor atractivo paisajístico.
Hoy, ya 2016, se estrena un paseo con unos pocos alcornoques esbeltos, granados, nuevos bancos y papeleras y actuaciones en caminos y árboles, que si bien a veces resultan algo abigarradas y poco espontáneas en un parque de estas características, es mejor que dejarlo a la dictadura incontrolada de pinos laricios y eucaliptos.
En lo más escondido del parque, cerca de unas mimosas y de sus conocidos molinos de viento, había un estanque de aguas oscuras y tenebrosas, que me daba pavor, imaginándome la profundidad de su aguas y sus fangos atrapadores, con sus hojas secas flotando como en un lago de alquitrán.
Hoy está felizmente recuperado para la vista y la nariz, y ya se le ve la luz de su fondo prístino.
Un chorro chato e insulso le confiere la extraordinaria belleza de la sencillez los días soleados y transparentes, surcado de cardúmenes de peces anaranjados como las cortezas de las mandarinas más jugosas.
Mide unos 60x30 m y tan sólo 50 cm de profundidad y está rodeado de grandes cedros y acacias.
Posteriormente descubriría que existe otro estanque a pocos cientos de metros, de forma ovalada de unos 35x20 m y apenas 30 cm de profundidad, rodeado de resinosas Cupressus arizonica, y situado fuera del muro junto a la avenida 25 de septiembre.
Aunque este artículo versa sobre el estanque pequeño (1), el más grande es de capital importancia porque existen las mismas especies descritas en el menor.
Ello me hace suponer que los mantenedores del parque bien han podido repoblar el estanque pequeño, con las motivaciones más peregrinas y carentes de sentido, pues excepto el ornamento que representan unos kois y carpines expuestos a la depredación glotona de foráneos, no tiene ningún sentido introducir ranas, gambusias o tortugas acuáticas debido a su forma de depósito de paredes altas, del todo inapropiado para que se soleen quelonios y batracios.
Bien harían en adornarlo con una bonita fuente de rocalla en uno de sus extremos.
Las gambusias y las algas del estanque pequeño
Las gambusias que frecuentemente se encuentran en el estanque pequeño no surgen de la generación espontánea. No hay corrientes de agua que las traigan, ni aluviones de ríos cercanos durante las crecidas, porque los arroyos de Madrid están lejos y canalizados.
Alguien las echa allí periódicamente, tal vez con la esperanza de que aniquilen posibles puestas de mosquitos. Y se reproducen de una manera vertiginosa.
Es fácil diferenciar entre las panzudas hembras y los diminutos machos, pero no tanto saber a qué especie pertenecen, o sí ...
Son numerosos los problemas que se encuentran los naturalistas a la hora de describir e identificar la especie, debido a la similitud que presenta con sus parientes americanas Gambusia affinis y Gambusia patruelis.
G. holbrooki ha sido considerada como subespecie de Gambusia affinis (Gambusia affinis holbrooki) hasta 1988 (Wootten et al., 1988).
G. holbrooki y G. affinis pueden ser diferenciadas por el número de radios que poseen en la aleta dorsal, pues G. holbrooki cuenta con 8 radios mientras que G. affinis posee sólo 7.
A través del análisis de secuencias del ADN mitocondrial de muestras de poblaciones europeas y americanas, se ha establecido que el haplotipo más abundante en Europa de G. holbrooki proviene de Carolina del Norte y se corresponde con la introducción de la especie en España en 1921 (Vidal et al., 2009), con objeto de combatir el paludismo de algunas zonas.
Por ello entendemos que es G. holbrooki frente a quien nos encontramos.
En el estanque de nuestro estudio, la gambusia no interactúa con otros peces, pues ha sido durante varios meses la única especie piscícola. Sin embargo, a finales de agosto de 2013 se elevó artificialmente el volumen del agua embalsada y se introdujeron tres ciprínidos: un koi (Cyprinus carpio) o carpa ornamental de unos de unos 15 cm. y color naranja brillante uniforme y dos carpas comunes (Cyprinus carpio) de variedad diferente, una común de unos 40 cm. y otra algo menor de grandes escamas. Posteriormente se incorporó un carpín (Carassius auratus).
Después de que un visitante de aspecto eslavo estuviese mirando insistentemente el vaso del estanque, no he vuelto a ver la más grande.
No descubro nada si digo, por ejemplo, que el estanque de la Casa de Campo ha sido esquilmado por pescadores furtivos de la misma procedencia, según me indican veteranos pescadores madrileños.
En el estanque pequeño se podían ver, al principio, unos pocos alevines que después de crecer aparecían con dos rayas verdosas metálicas longitudinales en el dorso y grandes ojos saltones.
Entre esos alevines había unos peces barrigudos de unos 2 ó 3 cm. del mismo aspecto, son las hembras.
Durante los mediodías del mes de agosto he observado grupos de 5 ó 6 machos persiguiendo a una hembra por el estanque a gran velocidad y no he visto agresividad entre ellos. Habitualmente las hembras se mueven entre los numerosos machos sin verse molestadas.
Las gambusias detectan la presencia humana por la sombra, visualmente, y tal vez por las vibraciones del suelo al aproximarnos y las voces, por lo que se hace necesario no hacer ningún tipo de ruido y acercarse lentamente para observarlas.
Son peces que se pueden detener completamente y arrancar a velocidad vertiginosa a la menor señal de alarma.
Gambusia hembra se refugia bajo las algas |
Las gambusias son muy resistentes al estrés después de pescadas, pudiendo sobrevivir unas horas en un bote ancho de cristal con tapa, pero debemos tener cuidado con la subida de temperatura, evitando solear el bote, pues pueden morir si sube de 35º C. El rango de temperaturas que ofrece la bibliografía más general oscila entre 1 y 40ºC.
Con objeto de poder seguir con la observación del comportamiento de la gambusia, trasladamos unos cuantos ejemplares machos y hembras a un acuario de agua fría con filtro que acondicionamos especialmente.
Finalmente desechamos la idea de introducir hembras por la posible competencia entre machos en ese pequeño estanque artificial y por la posibilidad de que sus posibles puestas acabaran en la red de alcantarillado con el vaciado del acuario.
Utilizamos un tanque de 15 litros para 5 gambusias (G. holbrooki) macho, de unos 17 mm.
La aclimatación de las gambusias al acuario pasa por su ciclado previo.
Llenaremos el acuario con agua corriente del grifo y trataremos con un acondicionador de agua para neutralizar el cloro. Durante un mes, el filtro va a estar trabajando para generar nitrobacterias, que se alimentan de la comida de pez que cada dos días depositamos en el acuario, como si alimentáramos un par de pequeños peces imaginarios.
Al acuario deben incorporársele las plantas que elijamos al menos una semana antes, para que también participen del intercambio de nutrientes. La luz debe apagarse y encenderse en ciclos de 12 horas para un correcto desarrollo de las plantas.
Nosotros pusimos dos plantas sumergidas: una ambulia (Limnophilia sessiliflora) y una preciosa y resistente Anubia nana.
Mientras duraba el ciclado, mantuvimos las gambusias en un jarrón de cristal con unos 3 litros de agua filtrada al carbón, con una planta aérea, la Spathiphyllum wallisii, alimentándose a través de sus raíces sumergidas de los excrementos de los peces disueltos en el agua.
Cada dos días incorporábamos comida de tortuga pulverizada (insectos y barritas). Así las gambusias complementaban su alimento con los microorganismos que producen las raíces de la planta.
Elegimos un sustrato de grava gruesa volcánica de unos 5 mm. de diámetro por estética, aunque un suelo más menudo y rico daría mejores resultados.
Introdujimos una raíz de manglar, que tomamos del acuario de una rana común (Pelophylax perezi). Simplemente la lavamos, raspando un poco con los dedos para quitar algo de algas.
Deberíamos haberla hervido, pues vimos diminutos gusanos blancos de menos de 1 mm. en las paredes del acuario.
Si la raíz fuera nueva, es obligado hervirla para que se desprendan los taninos y no nos tiña el agua del acuario.
La anubia la dejamos en su maceta, semienterrada en la grava, y la ambulia la encajamos en los huecos de la raíz usando la estopa que la acompaña.
A los pocos días de incorporar las plantas al ciclado aparecieron unos velocísimos y diminutos caracoles marrones, los Physa acuta, que se paseaban por las paredes limpiando de algas el acuario.
Tal vez vinieron con la misma anubia que compramos, pues les gusta realizar las puestas en plantas de hoja ancha. No son perjudiciales, excepto para el filtro, que pueden llegar a atascar.
El escaso mantenimiento de las fuentes y estanques que existen en Madrid produce fenómenos del todo indeseables como es el crecimiento de algas filamentosas, de gran desarrollo e impacto visual en el estanque pequeño.
El detritus que vemos flotar con el aumento de las temperaturas y sumergirse con la disminución de las mismas son algas verdes filamentosas mezcladas con desechos orgánicos.
Se desarrolla en el sustrato de los estanques y los acuarios y está compuesto por tierra, polvo, restos de vegetales y animales en descomposición, materia fecal de los peces y restos de comida de los mismos, sobre los que se asientan las algas.
A veces se le denomina mulm, por su similitud con el "polvo grueso formado por agregados de la superficie del suelo, muy pequeños, duros y angulosos producidos en suelos turbosos por desecación fuerte", según definición del glosario contenido en mapa.gob.es
Se desarrolla en el sustrato de los estanques y los acuarios y está compuesto por tierra, polvo, restos de vegetales y animales en descomposición, materia fecal de los peces y restos de comida de los mismos, sobre los que se asientan las algas.
A veces se le denomina mulm, por su similitud con el "polvo grueso formado por agregados de la superficie del suelo, muy pequeños, duros y angulosos producidos en suelos turbosos por desecación fuerte", según definición del glosario contenido en mapa.gob.es
Esos sedimentos semidegradados poseen muchos poros, los cuáles se calientan cuando les da el sol, se expanden y suben a la superficie. Durante la noche y el invierno, con los cambios de temperatura, regresan al fondo.
Mulm o detritus en el estanque 1 |
Pero se ve que a las alcaldesas de Madrid, presente y pasada, el tema de la higiene de las láminas de agua de Madrid las trae al pairo.
Realmente da una muy mala imagen de una ciudad el que sus estanques y fuentes parezcan vertederos de basura. Y a mí me irrita bastante.
Aunque no podemos esperar mucho de unas regidoras municipales que han hecho de la basura el santo y seña de Madrid, una ciudad en la que las contratas de basuras riegan aceras y asfalto con los desechos de los madrileños porque se les caen de los propios camiones y no los recogen.
Pero volvamos al tema. Las algas no sólo son antiestéticas, sino que a veces son también peligrosas por trasmitir su toxicidad al agua a través de las hepatotoxinas.
Las hepatotoxinas son producidas por varias especies de los géneros Microcystis, Anabaena, Oscillatoria, Nodularia, Nostoc y otros.
La mayor parte de las hepatotoxinas son microcistinas, siendo producidas mayoritariamente por la especie Microcystis aeruginosa, un alga cianofícea que forma espumas en superficie que desprenden olor a insecticida.
Microcystis en un estanque Fuente: Internet |
Microcystis aeruginosa y Microcystis flos-aqua, por ejemplo, están presentes en Madrid en el lago grande de El Retiro al menos desde 1901.
Tirar alimentos al agua como migas de pan y aperitivos para que se los coman los peces provoca la excesiva proliferación de algas, lo que agota el oxígeno del agua y produce el envenenamiento de los peces.
Otros irresponsables abandonan en muchos estanques sus peces de colores y tropicales, galápagos y hasta pirañas, como se han encontrado en el lago de El Retiro, lo que debería conllevar multas cuantiosas y hasta penas de cárcel.
La Gambusia holbrooki es un pez exótico peligroso para el medio ambiente español. Sobre los posibles beneficios aparejados a su introducción para combatir el paludismo a principios del siglo XX hoy se ha demostrado que fue un grave error ecológico, pues afecta negativamente a especies de peces autóctonas, como el fartet (Aphanius iberus), el samaruc (Valencia hispanica), el salinete (Aphanius baeticus) y el espinoso (Gasterosteus aculeatus) al competir directamente por los recursos alimenticios y depredar sobre las puestas y alevines. La gambusia también depreda sobre renacuajos y puestas de anfibios.
La Gambusia holbrooki está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras Norma: Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto. Fecha: (BOE nº 185): 03.08.2013, por lo que debemos extremar las precauciones para evitar su difusión en el medio natural y en las redes de saneamiento de pueblos y ciudades.
ENLACES
Algas
El tratamiento de olores y sabores en el agua potable
Microcystis aeruginosa
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Diferencias entre Gambusia affinis y G. holbrooki
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