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| Escribano cerillo (Emberiza citrinella) ♂ |
Las melodías entonadas por las aves han sido consideradas por estos y otros compositores como la música de la naturaleza, o, al menos, una parte importante de la “canción de la tierra”, como apuntó Mahler en su ciclo de canciones de esta temática. Y no podemos hablar de aves y música sin hacer referencia a Olivier Messiaen (1908-1992), compositor, organista, pedagogo y autodenominado ornitólogo francés.
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| Olivier Messiaen |
Messiaen fue un compositor singular desde sus inicios. Aprendió a tocar el piano de forma autodidacta cuando su madre, la poetisa Cécile Sauvage, se refugió con él y su hermano pequeño en Grenoble durante la I Guerra Mundial.
En 1919, ya acabada la guerra, la familia se instaló en París y Messiaen ingresó en el Conservatorio de la capital francesa. Gracias a su formación independiente, no tenía una influencia clara de ninguna escuela o estilo compositivo concreto, por lo que asimiló las enseñanzas de sus maestros y las integró en su singular identidad musical.
Durante la década que pasó en el Conservatorio, Messiaen estudió armonía y contrapunto con los hermanos Gallon y composición y orquestación con Paul Dukas. Pero la materia en la que más destacó fue el órgano, que estudió con Marcel Dupré. La gran destreza de Messiaen con este instrumento le valió el puesto de organista en la Iglesia de la Santa Trinidad de París hasta su muerte.
Su uso revolucionario de los modos de transposición limitada* para crear "colores" musicales, su concepción personal de la relación entre el tiempo y la música, su uso del canto de los pájaros, y su intento de expresar profundas ideas religiosas, todo se combina de tal modo que hace casi imposible confundir una composición de Messiaen con una obra de cualquier otro compositor contemporáneo occidental.
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| Oropéndola |
Para el compositor lo más importante de ese proceso era estudiar cómo variaba el mismo canto en función de su entorno: el clima, la hora del día y el resto de especies que cohabitaran el ecosistema. Esta forma de aproximarse a la naturaleza era similar a la aplicada por Monet a la hora de pintar sus nenúfares.
Aunque Messiaen empezó a estudiar las aves por su cuenta, en este aprendizaje contó con la ayuda del ornitólogo Jacques Delamain, a quien consideraba su referente. El compositor llegó a ser una eminencia de la ornitología, pudiendo reconocer muchos pájaros por su canto.
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| Chova piquigualda |
Esta última es la segunda obra más extensa de Messiaen. Se trata de un conjunto de piezas para piano que consta de 77 melodías de pájaros agrupadas en 13 cuadernos, que a su vez se reparten en 7 libros. Cada cuaderno cuenta con un ave “solista”, que da nombre al grupo, y otros pájaros de su entorno.
En 1952, le solicitaron una pieza para flauta para que fuese interpretada en los exámenes de acceso al Conservatorio y compuso Le merle noir, para flauta y piano. Aunque Messiaen había estado siempre fascinado por el canto de los pájaros, y los pájaros ya habían aparecido en varias de sus primeras obras (por ejemplo, en La Nativité, Quatuor y Vingt regards), esta pieza para flauta está basada enteramente en el canto del mirlo.
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| Roquero solitario |
Lejos de ser simples transcripciones del canto de los pájaros, estas obras son poemas tonales sofisticados que evocan el lugar y su atmósfera. Paul Griffiths, el prestigioso musicólogo y crítico musical, comentó que Messiaen era un ornitólogo concienzudo, mejor que cualquier otro compositor anterior, y también un observador musical del canto de los pájaros, mejor que cualquier ornitólogo anterior.
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| Collalba negra |
Les chants d'oiseaux du CATALOGUE D'OISEAUX d'Olivier Messiaen
Catalogue d’oiseaux – II. Le loriot (La oropéndola).
https://www.youtube.com/watch?v=EHXFZiUIbyA
Catalogue d’oiseaux – XII. Le traquet rieur (La collalba negra).
https://www.youtube.com/watch?v=RKO6SmbSXnM

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