Marina Gadea en Madrid |
Lo bueno de vivir en Madrid es que puedes subsistir todo un mes de lo que comes en las exposiciones. Hay tantas inauguraciones, que si llevas bien organizada la agenda, puedes pasarte de lunes a viernes zampando y pimplando gratis.
Ha habido una época de crisis momentánea en la que no ponían más que patatas fritas y rodajas de salchichón sin pan, y tuve que comer en casa, pero eso está cambiando poco a poco.
El ego de algunos que dicen sentirse artistas es tan grande que son capaces de pagar un ágape para dar a conocer sus obras, muchas de las cuáles suelen ser bodrios que sólo defienden sus propias madres en estado sobrio. Pero las expos con cóctel ¡han vuelto!
El ego de algunos que dicen sentirse artistas es tan grande que son capaces de pagar un ágape para dar a conocer sus obras, muchas de las cuáles suelen ser bodrios que sólo defienden sus propias madres en estado sobrio. Pero las expos con cóctel ¡han vuelto!
A uno lo invitan por diversos motivos: las más de las veces para que escriba algo, pero es un casi nunca lo hago, pues escribir a la fuerza es como cagar a pulso sin ganas. Otras porque amigos me llevan a rastras, y casi siempre me gustan; en otras ocasiones, exploro cosas nuevas, o simplemente tengo hambre.
Copias sobre las sillas |
El restaurante Diferen-T es la Antigua Cervecería de Correos, y allí fue el sarao relleno de culturetas, donde, a parte de las consabidas rajas de salchichón sin pan, había patatas con kétchup y un par de bocados sencillos de diseño: como un puré de patata con sabor a gamba y unas bolas fritas de algo irreconocible.
El vino blanco era de los baratitos, pero correcto, no recuerdo la marca, para hostelería rondaría los 3 euros la botella.
A la entrada había unas bonitas reproducciones circulares en color de unas marinas abstractas: como de fotos del fondo del mar mediterráneo difuminadas. Se adivinaban corales, equinodermos, … y hasta calaveras de náufragos sumergidos, tales eran la pareidolias. A precio de 50 € la pieza en lonja, bien merecían un pared blanca en casa.
Marina Gadea, detalle |
Desconozco si la autora practica el submarinismo, pero las sensaciones que he tenido son las de una día de buceo a 10 metros de profundidad en una pradera de posidonia con el sol del verano en todo lo alto.
Marina Gadea aspira a convertirse en una artista internacional, o al menos a vender su arte a los guiris, no sólo por aumentar el ámbito de sus ventas, sino también porque su temática submarina es elitista.
Poca concurrencia, ambiente soso. |
Aún así, valgan estas líneas para dar difusión a un gran trabajo estético, honesto, que logra crear emoción por sus colores, su técnica y su formato.
Enlace
No hay comentarios:
Publicar un comentario