miércoles, 6 de diciembre de 2017

La naturalización del río Manzanares, un inocente error


Río Manzanares en Madrid
13/05/2017
Madrid no tiene la grandiosidad de Estambul, con su ciudad en medio de dos continentes separados por el mar, ni de París, con su embellecido y caudaloso río Sena. Tampoco es Salamanca, que refleja sus dos catedrales en el río Tormes. Eso lo sabían sus gobernantes históricos, que canalizaron el río para darle más prestancia.

Hoy, a su paso por Madrid, el río Manzanares ha dejado de ser un caudaloso canal regulado por represas para ser, desde el 2016, un regato sobre un cauce plano de cemento.

El equipo municipal de Manuela Carmena ha convertido el río de Madrid en el de un poblacho de tercera.

El Dossier Plan Naturalización Manzanares del Ayuntamiento de Madrid es un pliego lleno de política cutre y reaccionaria con aspecto ecologista, trasfondo antisistema y algunos argumentos cargados de verdad, elaborado al dictado de Ecologistas en Acción, un colectivo antiglobalización que está en contra del Plan Hidrológico Nacional y que llama a España ‘Estado Español’, negando su realidad identitaria para articularse en asambleas confederales organizadas a nivel de autonomías.

En definitiva, una concesión del ayuntamiento procomunista de Madrid a un colectivo de ecologistas aficionados, más populista que riguroso y más electoralista que profesional.


El río que quería ser río en vez de canal

En el año 2016 se abren las compuertas de regulación del cauce del río Manzanares a su paso por Madrid, después de casi 100 años de canalización para prevenir inundaciones, higienizarlo contra insectos, roedores y plantas invasoras y embellecer su curso al paso por la ciudad, desbaratando lavaderos, vertederos y malos olores. Las obras principales fueron realizadas en los años 50, una época denostada emocionalmente en masa por el colectivo ecologista.

Gansos del Nilo y ánade real, río Manzanares
Madrid, 13/05/2017
Dice el Dossier que existían muchas especies exóticas y eso es un motivo para eliminar la canalización. Veamos entonces la foto donde p. e. unos gansos del Nilo (Alopochen aegyptiacus) –nada autóctonos- campan a sus anchas ahora en plena ‘naturalización’.

Pensemos también en el curso aguas arriba del Manzanares, antes de la presa de El Pardo, donde crían tortugas de Florida y cangrejos rojos alóctonos, que ahora sí alcanzarán la ciudad por la ‘naturalización’ de sus riberas, mejorando la comunicación con el cauce más abajo de la ciudad de Madrid.


Inundaciones en la Comunidad de Madrid 

Se tiende a pensar que las canalizaciones de los cauces aumentan el caudal punta en las avenidas y, por tanto, el riesgo de inundación aguas abajo aumenta, aunque se reduce en la ciudad de Madrid, con diferencia la más poblada y dónde los afectados por las inundaciones serían más numerosos.

Existe un gran número de antecedentes de inundaciones históricas en la Comunidad de Madrid, recogidas en el trabajo de la Comisión Técnica de Inundaciones: "Estudio de Inundaciones Históricas. Mapa de Riesgos Potenciales Cuenca del Tajo", 1985.

Inundaciones, Madrid 1947
En toda la Cuenca del Tajo se citan 159 inundaciones históricas, desde el año 849 hasta 1985. De ellas 85 se localizan en la Comunidad de Madrid, lo que representa más de la mitad del total de toda la cuenca. Los municipios que han sufrido más cantidad de inundaciones históricas se sitúan en las cuencas de los ríos Tajo, Jarama y Henares, y son: Aranjuez (58), Alcalá de Henares (10), Madrid (6) y Paracuellos del Jarama (6).

Recientemente: en el mes de junio de 1995, una fuerte tormenta descargó importantes cantidades de agua en el centro de la Comunidad, afectando especialmente a los términos municipales de Madrid, Leganés y Pozuelo de Alarcón, con el saldo de un fallecido.

En 1997, las prolongadas lluvias registradas en la Cuenca del Tajo provocaron inundaciones en tramos de los ríos Guadarrama, Manzanares, Henares y Jarama.

En la Comunidad de Madrid existen unos 30 embalses, con una capacidad de 1000 hm³, lo que significa un alto grado de regulación hidráulica. Por otro lado, en la sierra madrileña se superan los 50 días de nevadas al año, lo que es de gran importancia en el balance hidrológico de la Comunidad.

El fuerte desnivel existente entre la cota más alta y la más baja de la región es de 2000 m, lo que indica una fuerte pendiente en una extensión ciertamente reducida, y agrava el riesgo de inundaciones destructivas debido a la velocidad de movimiento del agua por gravedad.

Con la apertura de compuertas del Manzanares, el ancho y profundidad del cauce se han reducido considerablemente, dando un aspecto ciertamente raquítico del río, que ofrece una imagen más de arroyo o regato de una población menor que de la corriente de agua que se le supone a una gran urbe.

El embalse de El Pardo se construyó en 1970 para regular las aguas que pasan por Madrid. Tiene una capacidad de almacenaje de 45 hm³ y dispone de un aliviadero de compuertas que puede desaguar hasta 750 m³ por segundo. En su día representó un fuerte impacto ecológico por haber inundado la zona más valiosa del Monte de El Pardo, aunque actualmente es un enclave importante y protegido para la avifauna.

Su función es regular las presas de canalización del Manzanares a su paso por la capital, por lo que una vez abiertas las presas de la ciudad, hubiera sido lógico desmantelarlo por completo. La prudencia aconseja su mantenimiento para regular posibles inundaciones y ante una probable recuperación de la canalización del Manzanares en Madrid en el caso de que gane las elecciones otro partido.

Pero lo cierto, es que el hecho de que no se haya demolido más bien responde a que es propiedad de Patrimonio Nacional, porque Ecologistas en Acción y el consistorio madrileño seguro que se han quedado con las ganas, siendo el embalse todo un símbolo de la fiebre constructora de pantanos del régimen de Franco.


El Manzanares antes de la actuación, 2011
Autor: DXR
Por qué es una decisión desarcetada

Si analizamos los cambios estéticos, vemos que el ornato y monumentalidad eran mayores con el Manzanares canalizado (pensemos en el Sena en París). Si lo hacemos con criterio de salubridad, también la canalización gana, y también las posibilidades de pesca, de deportes acuáticos (piragüismo, remo, natación) y de aportación de humedad al reseco ambiente del verano madrileño.

El mantenimiento de la base de cemento del río también gana canalizado, evitando la expansión de las raíces de plantas especialmente perforantes, como ailantos y olmos, no olvidemos que la M-30 pasa por debajo del cauce.

Tan sólo el concepto mismo de río ‘naturalizado’ es un argumento a favor, aunque limitado, pues ahora el Manzanares en Madrid no es más que un río canalizado por sus tres partes pero sin represas, permitiendo el aluvión de arenas, donde se asienta una naciente vegetación no leñosa obturadora de flujos y fijadora de terrenos aluviales, se reduce la profundidad, con la que los grandes peces no tienen cabida y se favorece la ocultación y cría de especies como anátidas, rálidos, lavanderas y ardeidas. Es decir, se favorece una impresión de naturaleza restaurada que no es tal, sino una especie de zoológico seminatural de aspecto descuidado en medio de edificaciones y sin soporte arbóreo en sus riberas.

Las actuaciones en el aspecto paisajístico de Madrid con respecto al perfil de la ciudad en el conjunto Catedral-Palacio Real y el río Manzanares han sido muy desafortunadas. En el primer caso embutiendo una catedral, ya de por sí limitada estéticamente, en un cubo de dimensiones colosales (el museo de las Colecciones Reales). Y en segundo lugar, deshabilitando una actuación arquitectónica que daba unidad a la ciudad, como es la canalización mediante represas del río Manzanares.

Si bien la faraónica obra de Gallardón, soterrando la M-30, ha sido un caro acierto, la ‘recuperación’ de las riberas del Manzanares ‘naturalizándolas’ sólo puede considerarse maquillaje espurio del gobierno de Carmena, cambiando el pintalabios de marca por la jena, en un esbozo libertario que ha dejado en manos iconoclastas de aficionados desnortados un acertado proyecto del pasado, caro y repensado para dar empaque a la ciudad y servir de arteria artificial, que podría haberse utilizado como canal de remo y transporte de turistas a lo largo de sus aguas.

La reversión de la actuación sobre el río y la plantación de leñosas autóctonas no pivotantes en sus riberas sería la mejor de las opciones para potenciar los usos lúdicos y naturales del río que no sean la mera contemplación de marjales y aves, que, dicho sea de paso, apasiona como actividad al que esto suscribe, pero que prefiere actuaciones de restauración contundentes allí donde realmente sean útiles, como en Mingorrubio, donde las riberas del río Manzanares se han convertido en explanadas para domingueros.


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8 comentarios:

Noite de luNa dijo...

Lo siento. como vecina del barrio, no estoy de acuerdo en lo que dices..

El Zenobita dijo...

Estaré encantado de que expongas por qué no estás de acuerdo. Gracias por leer el artículo.

Unknown dijo...

No estoy en absoluto de acuerdo. He vivido toda mi vida junto al rio y nunca ha sido tan espectacular. Además se ha eliminado el mal olor a agua estancada y el rápido crecimiento de plantas y llegada de aves etc. demuestran que ha ganado en salubridad. Está bellísimo. Mucho más que cualquier parque o jardín de la ciudad. Es otra dimensión.

Unknown dijo...

Tener el agua estancada y embalsada para aparentar lo que no es es síntoma de mentalidad tercermundista. Somos Europa no Africa. Y el río lleno de vida es una Felicia.

El Zenobita dijo...

El "tercermundismo" es la palabra mágica para los que no tienen argumentos. El regato en el que han convertido el Manzanares a su paso por Madrid es un contrasentido urbanístico plagado de ideología. Más vale luchar por el río aguas arriba y aguas abajo.

La canalización permite la práctica deportiva, previene las inundaciones, regula la temperatura de la ciudad mejor que un hilo de agua y resulta mucho más acorde con la estética urbana.

Si queremos sotos, vayamos al campo.

Abogo además por la vuelva a la canalización para hacer navegable el río, será una fuente más de negocio.

Jorge Baonza Díaz dijo...

Zenobita acusas a los demás de los pecados propios. Volver al cauce más natural (en la medida de lo posible) lo tratas despectivamente de ideológico y poco natural cuando la alternativa es un simulacro de gran río, más bien una sucesión de piscinas o estanques que servirán para pescar carpas o navegar regatas. Eso no ha sido negocio en 50 años y ahora ¿sí lo sería?. Quién te ha dicho que en esos sedimentos no crecerían árboles. Supongo ya los has visto. Y quién te ha dicho que todos la vegetación de ribera, que fija sedimentos, extrae nutrientes del agua reduciendo eutrofización (causa de malos olores) no evapotranspira más que las aguas estancadas que propones?, Etc, etc. Ciertamente te ciega la nostalgia del hormigón

Jorge Baonza Díaz dijo...

Más datos:
https://www.iagua.es/blogs/jose-antonio-diaz-lazaro/renaturalizacion-rio-manzanares-paso-ciudad-madrid

El Zenobita dijo...

Jorge, tratas el río Manzanares como aislado de la urbe que lo atraviesa. La "nostalgia del hormigón" de la que me acusas es como la de la naturaleza primigenia que propones. Por Madrid ya no circulan carros y los caminos de tierra son más ecológicos que los de asfalto, pero vivimos en una gran ciudad y el tratamiento de un río artificial en su tramo urbano debe ser otro.

Los estaques regulados por esclusas cumplen su función contra las inundaciones y tienen un gran valor arquitectónico, climático y usos deportivos y turísticos muy deseables; desde hace tiempo las huertas en las ciudades dieron paso a los jardines. Es ciertamente anacrónico pretender volver a las cebollas cuando ya se estaban cultivando flores.

El río "naturalizado" es un teatro de la naturaleza que no es un ecosistema en sí. Conservemos los tramos anterior y posterior al Manzanares y demos un uso lúdico al río, que se use para los ciudadanos realmente, no simplemente como un remedo de naturaleza para la mera contemplación de los que quieren volver traer las huertas a la ciudad. Cada cosa en su sitio, y si se quieren huertas y ríos en el medio urbano, deben estar integrados al mismo y ser diferentes en concepto y estructura.

Aún no he visto casetas de observación de aves en ningún tramo del Manzanares desde El Pardo, ni apenas observadores con prismáticos. Tal vez debería preocuparos a algunos más la educación ambiental de los ciudadanos que la imposición de una ideología o la mera contemplación, porque todos los opinadores tenemos nuestra idea y es igualmente válida con argumentos válidos o sin ellos.

Propongo la recuperación de las esclusas, el reembalsado y el uso navegable del río, si no, acabaremos plantando cebollas en los jardines de Sabatini.