viernes, 7 de diciembre de 2012

Metro de Madrid: penoso gestor de clientes

Ingredientes para un ataque de nervios en la cochambrosa Villa, 3 de diciembre 

En plena hora punta, a las 8:20 de la mañana, entro en la estación de Concha Espina. Un usuario extranjero despistado lleva unos minutos intentando sacar un billete en una máquina. Voy a la ventanilla, a ver si me atienden, y está cerrada. Fuera está la empleada del metro -antigua taquillera- que me dice que está estropeada la puerta y que no puede entrar a despacharme.

Precios y salarios mínimos comparados
Espero entonces a la cola, pero se me cuela otro extranjero -Madrid es lo que tiene- y la ex-taquillera lo sujeta para que no se me adelante. Saco el billete en menos de 10 segundos y la mujer hasta me sujeta la portezuela por donde caen billetes y monedas para que saque el cambio. Ahora, al meter el billete en el torno, no funciona ... a ver, ahora sí. 

Total, he tardado unos 5 minutos. Escribo esto en el metro. No sé si llegaré puntual, porque me topo con escaleras que no funcionan desde hace semanas, como en un escenario bélico. Estoy nervioso. La gente atesta los vagones de la línea 5 y me aprietan -qué agobio-, donde la calefacción te abrasa o su falta te congela, depende del vagón. Tal vez los vagones de pasillo corrido sean una idea ...

Más precios

Lo que sí es seguro es que no llegaré para tomarme el café. Hasta los cojones, vamos. Salgo corriendo y subo las escaleras y trato de empujar la puerta de salida ... hay que estar cachas ...

Cada día me levanto un poco antes, pero como si nada, siempre sucede algo ...

Trabajar bien debe empezar por comenzar bien el día.








Postdata


El 5 de diciembre entré en urgencias de La Paz por unos terribles ardores en la boca del estómago y el esófago. Estuve dentro 4 horas de pruebas. La médico, descartó una úlcera y me diagnosticó gastritis, una afectación, afortunadamente, más leve. ¿Toma Ud. mucho café, fuma, ... tiene mucho estrés?

Les informo señores y señoras gestores del Metro de Madrid que sus cutres instalaciones y deficientes gestiones son capaces de producir lesiones estomacales por estrés, pérdidas de tiempo, pérdida de horas de trabajo y también de confianza en las instituciones de esta ciudad y de este malnutrido país que gestionan  colegas suyos con el ojal de su pompis.

No sé si me llegarán a descontar algún día del importe del billete el hecho de tener que cabalgar escaleras abajo y a veces escaleras arriba por tener averiadas día sí y día también una escaleras mecánicas llenas de mierda, a tenor de lo que veo en los fosos de las mismas. Pero tengan por seguro de que me acordaré de lo inteligentes que son y de sus benditas madres cada vez que me dé ardor de estómago y me tenga que gastar el dinero en Almax.









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