martes, 27 de septiembre de 2016

Entrevista en 2013 a Marcos Rodríguez Pantoja

Marcos durante el rodaje de Entrelobos
Han pasado ya 3 años desde que tuve contacto personal con Marcos, el que fue niño lobo, y no he querido publicar este encuentro antes para retener conmigo ese momento mágico con un excepcional ser humano, un verdadero experto en supervivencia, no de esos que se calzan botas de Coronel Tapioca o llevan cámaras en ristre y la seguridad de las tecnologías modernas.

Tampoco he querido publicarla antes para no incomodar la intimidad de Marcos, al que le profeso admiración y afecto por su templanza, por su bondad natural y por permitirme certificar algunas informaciones que mi abuela me contaba cuando vivía en un pueblo de Extremadura, de paisaje muy similar al de la Sierra Morena donde sobrevivió.

Hoy, con 3 años ya de por medio, me inquietaba el no compartir con los demás esa admiración y respeto que siento por su persona y sus circunstancias desgraciadas, que lo llevaron a ser vendido a un cabrero anciano cuando sólo tenía 7 años para combatir la pobreza de sus padres durante la prolongada y mísera posguerra española.

De 1953 a 1965 vivió solo en plena naturaleza, sin contacto con otras personas, siendo la compañía de los lobos y otros animales la que forja su personalidad y sus habilidades, después de haber pasado unos años de sufrimiento entre las personas de su familia.


Entrevista en la cafetería de la cineteca de El Matadero

Conocí a Marcos posteriormente a la presentación del documental Marcos, el lobo solitario, complemento de la película Entrelobos (2010) de Gerardo Olivares, basada en hechos reales de su impresionante existencia.

Cuando terminó el coloquio, Gerardo Olivares lo acompañaba y le proporcionó algo de comer y de beber, como un cariñoso tutor que guía a un forastero. Permaneció de pie y se comió la pizza de una manera un tanto tosca y bebió coca-cola. Se quejó en numerosas ocasiones de las copas vacías, aunque los que estaban con él eran atentos y hasta cariñosos.

Estuvo unos momentos solo y aproveché para acercarme a él y darle las gracias por el documental.

Gerardo, el director, le habló antes de sentarse en una mesa donde no había sitio para Marcos. Estaba llena de autosuficientes, hombres y mujeres jóvenes muy arreglados y con mucho estilo. Tal vez Marcos desentonaba en esa mesa o tal vez no quiso sentarse a ella.

Le di la mano, una mano grande y suave, como una enorme zarpa de lobo por la forma de sus dedos, y no por haber convivido y cazado con ellos, sino porque un accidente con una hormigonera –como relató en el coloquio- se la deformó.

Marcos en su juventud, intentando reinsertarse 
Allí también contó que los padres de una novia que tenía en Palma se negaron a que siguiera con ella porque no podría trabajar debido a su accidente –y mantenerla, se entiende-.

Marcos se burla de los habitantes del pueblo de Orense donde reside porque no saben lo que es una jara, ya que allí no hay.

Hablamos de que se encuentra cansado y se lamenta. Pero le digo que unos niños tienen infancias felices y vejeces llenas de dificultades –sin pensiones dignas- y otros, como él lo pasan muy mal de niños y luego de mayores disfrutan de su tiempo.

Se lamenta de lo mal que lo pasó en Palma, pero lo pasó muy bien en la mili, que hizo en Cerro Muriano, Córdoba. Y me indica cómo disparaba contra el monte.

Marcos con el naturalista Luis Miguel Domínguez
Sierra de la Culebra, Zamora
Parece un hombre cansado, de aspecto juvenil, nada curtido, sin cicatrices en la cara y de aspecto muy poco montaraz, aunque se notan su escasa cultura, su aspecto de hombre de pueblo, su gran locuacidad y una inteligencia muy despierta.

Su aspecto ese día era algo circense, como un hombrecillo muy tosco al que lo visten de manera algo grotesca, con un sombrero negro, que no se sabe bien si lo eligió él, pero que no se quitó en ningún momento del que estuvo conmigo.

Las dificultades en las rodillas me dice que son de trabajar tanto poniendo suelos en Mallorca.

Marcos actualmente da charlas a niños en colegios y el grupo de niños que apareció en el documental estaba en la casa de Gerardo, el director.

Siempre finaliza sus intervenciones públicas con el sobrecogedor aullido del lobo, que realiza con la maestría propia de quien convivió 12 años con los lobos ibéricos de Sierra Morena, hoy tristemente casi extinguidos, como la inocencia primigenia de Marcos.



Enlace

Marcos Rodríguez, el último niño lobo español


Las enseñanzas del caso de Marcos

Su experiencia nos enseña muchas cosas: que la pobreza de los adultos es cruel con los niños, que los primeros años son claves para el aprendizaje, que la Naturaleza se conservaba prácticamente virgen en la España de los años 50 y 60, que el hombre se puede troquelar con los animales, ... y que el acoso al que someten unos hombres a otros es más degradante para las personas que el que ejercen los animales sobre los hombres.

Los instintos de protección de los lobos por las crías salvaron a Marcos de una muerte segura, sin embargo los alimañeros han existido hasta la época de Marcos, arrebatando los lobeznos a sus madres para meterlos en un saco y pedir dinero por ellos a las autoridades.

Aquí dejo el relato de la existencia miserable de dos alimañeros, un padre y un hijo de corta edad, casi como Marcos cuando fue auxiliado por la loba en la cueva, sólo que ellos arrebataban cachorros para poder sobrevivir.

Juan Bravo, el cazador de lobos de Las Hurdes










1 comentario:

El Zenobita dijo...

Entrevista completa a Marcos Pantoja, el niño lobo de Sierra Morena, en Cuarto Milenio

Minuto 01:05:34


https://www.mitele.es/programas-tv/cuarto-milenio/temporada-10/programa-390-40_1006364575344/player/