sábado, 10 de abril de 2021

154 Thai bar, agresión al estómago y al paladar

Nam tok cabroncete
Animados por la críticas del blog Con el morro fino, fuimos hoy a este bar del escondido e inolvidable Mercado de Chamberí. 


Nos hicieron esperar un poco y después pedimos el "famoso" Nam tok de bonito del lugar y el Curry verde, por eso de probar especialidades, como así suelo hacer en cada sitio nuevo al que voy.

Primero nos trajeron el Nam Tok, nada parecido a lo antes conocido, lleno de cebolla morada de fortísimo sabor, anegada de cítricos y con un exceso de pimientos picantes rojos con sus jodidas semillas que nos escocían los laterales de la lengua, costaba tragarlo y mataba cualquier sabor a atún o a lo que sea que tuviera. Se trata, por el aspecto, de un tataki pobre de supuesto bonito descolorido por la acidez del medio.

El arroz de acompañamiento estaba pegajoso y seco como de haber estado hecho muy de mañana e importarte bien poco los clientes. Habíamos pedido los dos platos y nos trajeron sólo uno, suponiendo que íbamos a compartir ... ¿quién se lo había dicho al camarero?

La vajilla muy de batalla, toda de un acero bien frío ... y resistente a la corrosión ...

Así que nos repartimos el agresivo estomacal de efecto lento a partes iguales. Ni en un mejicano de los muy auténticos experimentamos antes algo parecido ni nos habían preparado tal mejunje revuelto de elementos picantes añadidos con tal mala ... saña ...

Mercado de Chamberí

Nos quemaban las comisuras de los labios y la deglución misma, como si nos hubiéramos comido 3 pimientos zamoranos tipo padrón con todas sus semillas.  Pero continuamos con el curry, ansiosos por borrar el furor del plato precedente -y ni por asomo del sabor a curry- con una carne semicruda indeglutible e inmasticable, cuya procedencia asturiana debía de estar en las vacaciones del cocinero. Lo cierto es que no nos pusieron cucharas e intentábamos comer la salsa con el tenedor para contrarrestar el ardor de estómago que nos atormentaba.

Salimos de allí bien jodidos y contrariados y buscamos el bar más cercano -Roll Station- para tomarnos una taza de leche hasta el borde para evitar una perforación de estómago.

Después nos bebimos cada uno medio litro de yogur que compramos en el trayecto a pie de Chamberí a Malasaña, dando tumbos con la mano sobre la panza y regoldando vaharadas de gas ácido que nos amargaba la saliva, mientras leíamos los posts de autobombo asiático del propietario.

Oye, crítico del morro fino ¿Pudiste hacer más críticas después de haber engullido allí o perdiste las papilas definitivamente?

El peor restaurante en el que he comido en Madrid en 24 años. Se le acerca una croqueta revenía de un bar asturiano que ya no existe de la calle Pez; andad majos, a tomar por culo. Como ingrese en La Paz por úlcera os vais a cagar también vosotros.



P.S.

Leo que el encantado de conocerse Alex Zurdo es un tío muy viajado, pero no da una a derechas en la cocina, a tenor del veneno por el que hemos pagado, y tampoco es una persona muy acostumbrada a las críticas, como muestra la contestación tan borde que le espeta a una cliente, que no lo olvides- pagó por su mierda de comida y tiene derecho a quejarse.