Campo del Moro 15/05/16 |
El Campo del Moro es uno de los parques más grandes, elegantes y emblemáticos de Madrid, y sin embargo es uno de los menos conocidos y visitados.
Ocupa una superficie de 20 ha entre el Palacio Real de Madrid y el valle del río Manzanares, lo que antiguamente constituía un barranco escarpado.
A esa zona se la comienza a llamar Campo del Moro a partir del siglo XIX. Los promotores de los jardines, buscándole una denominación romántica, recurrieron a episodios históricos de los numerosos intentos de reconquista de Madrid desde el siglo XI por parte de ejércitos sarracenos, que acampaban en estos antiguos contrafuertes del Alcázar de Madrid.
Y durante siglos no fue más que un pronunciado escarpe que servía de defensa eficaz al Alcázar; a sus pies se llegaron a realizar jornadas de caza menor de los reyes.
Madrid, 1562. Antoon van den Wijngaerde, a la izquierda, el Alcázar |
Los primeros intentos para salvar el desnivel entre el Real Alcázar y el río Manzanares datan de la época de Felipe II, en la que se quiso construir una zona recreativa. Sin embargo no se pudo llevar a cabo la enorme obra por los costes y su difícil mantenimiento hídrico.
Carro usado en la construcción del Palacio Real (XVII) |
Posteriormente, sí se realizó el diseño del arquitecto Juan de Villanueva (1739-1811), que incluía una gruta artificial -Túnel de Bonaparte- que comunicaba el Palacio Real con los jardines de la Casa de Campo, situados al otro lado del río Manzanares.
Fue excavado en 1810, durante el reinado de José I.
En 1891 se remodeló, instalando una rocalla como elemento ornamental. Aún se conservan varios tramos de este pasadizo.
La dificultad de acceso al agua para el riego fue una constante durante todas las épocas que influyó en el retraso para configurar unos jardines verdaderamente notables.
Palacio Real desde el Campo del Moro |
Los jardines fueron trazados definitivamente en 1844 por el arquitecto Narciso Pascual, bajo ideas formalistas, aunque las obras de ajardinamiento no se ejecutaron hasta finales del siglo XIX por Ramón Oliva, que alteró el concepto original mediante un planteamiento romántico, muy del gusto de la época.
Para la nivelación del terreno, se emplearon escombros procedentes de las iglesias y viviendas demolidas durante la ampliación de la Puerta del Sol.
Instalaciones
Dentro del parque hay numerosas estatuas, fuentes y pequeñas edificaciones, la más importante es el Museo de Carruajes.
El Museo de Carruajes está cerrado al público desde 1992. Está previsto que su colección se exponga en el museo de Colecciones Reales que se está construyendo actualmente en la plaza de la Armería, junto a la fachada meridional del Palacio Real de Madrid.
Fuente de las Conchas. Fuente: Internet |
Fuentes
En tiempos de Isabel II se instalaron dos fuentes monumentales, la de las Conchas, traída del Palacio del Infante don Luis, en Boadilla del Monte, y la de los Tritones, cuyo emplazamiento original era la Isleta, en el extremo final del Jardín de la Isla del Palacio de Aranjuez.
La fuente de los Tritones es la fuente monumental más antigua que se conserva en Madrid. Sus primeras referencias datan del siglo XVII, aunque algunos autores apuntan a que fue construida en el siglo XVI.
Caballerizas Reales poco antes de su destrucción (1931) |
Agresiones al Campo del Moro
En 1931 se destruyen las Caballerizas Reales por el gobierno republicano, que si bien no eran parte del jardín, sí ha afectado a su fisonomía.
La imagen está tomada desde la Plaza de España poco antes de ser demolidas. En la actualidad aquí esta la entrada a los Jardines de Sabatini, que están en la parte alta del antiguo escarpe.
Obras que han destruido la esquina sureste Fuente: Internet |
Durante la Guerra Civil de 1936 los jardines quedaron muy deterioraros y deben su esplendor actual a la restauración realizada en los años 40 del siglo XX. En 1967 se instaló en su interior el Museo de Carruajes, un verdadero error arquitectónico por su anacronismo.
Este museo se realizó a iniciativa de Francisco Franco para intentar corregir la disgregación y venta de parte de la colección por parte del gobierno antimonárquico de la Segunda República.
Ya a comienzos del siglo XXI de destruyó un bello rincón del Campo del Moro en su esquina sureste, con estanque y rocalla, para erigir el futuro Museo de Colecciones Reales, que tendrá su acceso por la Plaza de la Armería y que previsiblemente albergará los carruajes reales, de tan azaroso destino.
Mansillo y Muñón, plagiadores por afición
El proyecto del Museo de las Colecciones Reales, además de invasivo e inapropiado, tampoco podemos decir que sea muy original, porque no sólo se ha plagiado el edificio de Alvar Aalto Finlandia Talo, sino que se ha cometido el mismo error, destrozando el skyline de la ciudad.
En Helsinki, otro edificio de Aalto, el Stora-Enso, tapa la catedral ortodoxa de Uspenski de manera muy burda e irrespetuosa, lo mismo que el nuevo museo se convierte en un zócalo masivo a los pies de la Catedral de la Almudena
Mansilla y Tuñón, los arquitectos, más bien parecen Mansillo -por acomodaticio- y Muñón -por torpe-. No pinta que la arquitectura madrileña contemporánea se vaya a hacer famosa internacionalmente, a no ser que sea por el plagio y seguidismo de varios famosos edificios finlandeses, véase también el mercado Barceló.
Mansillo y Muñón, plagiadores por afición
El proyecto del Museo de las Colecciones Reales, además de invasivo e inapropiado, tampoco podemos decir que sea muy original, porque no sólo se ha plagiado el edificio de Alvar Aalto Finlandia Talo, sino que se ha cometido el mismo error, destrozando el skyline de la ciudad.
En Helsinki, otro edificio de Aalto, el Stora-Enso, tapa la catedral ortodoxa de Uspenski de manera muy burda e irrespetuosa, lo mismo que el nuevo museo se convierte en un zócalo masivo a los pies de la Catedral de la Almudena
Mansilla y Tuñón, los arquitectos, más bien parecen Mansillo -por acomodaticio- y Muñón -por torpe-. No pinta que la arquitectura madrileña contemporánea se vaya a hacer famosa internacionalmente, a no ser que sea por el plagio y seguidismo de varios famosos edificios finlandeses, véase también el mercado Barceló.
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Carballo del Campo del Moro |
Los árboles del Campo del Moro
Madrid no es una ciudad donde sea fácil poder encontrar árboles grandes y longevos. Los suelos pobres y secos, la Guerra de la Independencia, la necesidad de madera para la subsistencia de sus habitantes y el poco interés en el árbol de sus dirigentes han sido las causas.
Pero en el Campo del Moro hay un magnífico superviviente de los avatares de los siglos: un roble centenario de ramas retorcidas, con un desarrollo casi espontáneo que le da un atractivo aspecto natural.
Pero en el Campo del Moro hay un magnífico superviviente de los avatares de los siglos: un roble centenario de ramas retorcidas, con un desarrollo casi espontáneo que le da un atractivo aspecto natural.
Se trata de un carballo (Quercus robur) de 24 m de altura y de unos 200 años que se encuentra cerca de la fuente de las Conchas, junto al camino que lleva a la estatua de Isabel II.
Estos jardines están poblados por unas 70 especies arbóreas. Otro ejemplares notables tienen más de 150 años, como un pino carrasco que sobrepasa los 30 metros de altura. También destacan por su edad y dimensiones otro pino, una secoya y dos tejos.
Enlace
Imágenes históricas del Campo del Moro
Real Palacio desde la Cuesta de la Vega, F. Bambrila |
Pintura de Fernando Brambila de principios del siglo XIX, cuando los jardines, en su actual configuración, aún no se habían trazado. Al fondo se aprecia la fachada meridional del Palacio Real.
Pradera de San Isidro, Goya (1788) |
La pradera de San Isidro, de Francisco de Goya (1788). La ciudad aparece vista desde el suroeste. El alcázar ha sido sustituido por el Palacio borbónico, el puente de Segovia (a la izquierda) es el actual, y el perfil de la enorme cúpula de San Francisco el Grande domina el resto de iglesias de la villa. Al norte (a la izquierda) se adivina la montaña del Príncipe Pío, donde, veinte años después de esta festiva composición, el pintor tendrá ocasión de observar una trágica escena de fusilamientos a paisanos por las tropas invasoras francesas.
Madrid, Anton Van der Wyngaerde (1562) |
Anton Van der Wyngaerde (llamado en España Antonio de las Viñas), fue el encargado por Felipe II de recoger vistas de las ciudades españolas.
En la ilustración se aprecia el Alcázar, que forma parte del recinto amurallado y que sufrirá varios incendios hasta el de 1734 que lo destruirá casi completamente, siendo sustituido por el actual Palacio Real.
Cisne negro en el estanque del Museo de Carruajes |
Impacto del Museo de las Colecciones Reales
Dieciséis años de trabajo para un truño
Sitios reales
Palacios reales de la Monarquía Española
El Museo de Carruajes de Madrid
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