miércoles, 31 de diciembre de 2025

Objeciones y observaciones al libro “El Origen de los vascos y otros pueblos mediterráneos”

Objeciones y observaciones al libro “El Origen de los vascos y otros pueblos mediterráneos” (1998) de A. Arnáiz Villena y J. Alonso García
Revisión de 08/11/2019

Artículo original no publicado de 02/06/2001

La presente crítica a la obra se ha dividido en 13 puntos de discrepancia con los autores:


Pinturas rupestres de una cueva en la Meseta de Tassili, Argelia
1.- La hipótesis sahariana

Es la primera vez que leo algo sobre la "hipótesis sahariana", referida a la procedencia africana de los pueblos iberos, sardos, sicilianos y etruscos, es decir, sobre la dispersión de las poblaciones que habitaban el desierto "antes de su desecación". Todos ellos eran pueblos sedentarios y lo entenderemos mejor si los comparamos con la conocida historia de los pueblos nómadas bárbaros en Europa.

Anteriormente había tenido informaciones relacionadas por el contacto con militares españoles que estuvieron en Sáhara Occidental y me mostraron un molino de mano neolítico y cantos rodados usados como proyectiles para hondas, que aunque no expresaban un inequívoco sedentarismo sí indicaban ciertos usos agrícolas y otras costumbres diferentes de los pobladores saharauis contemporáneos, considerados hasta 1975. También me indicaron y enseñaron la existencia de conchas “marinas” en el interior del desierto del Sáhara en ese mismo territorio.

No parece factible que la línea de playa se haya alejado tanto en unos pocos miles de años, teniendo en cuenta que no son fósiles. Pero casa muy bien con las descripciones de Domingo Badía en el siglo XIX sobre la existencia de un mar interior del cuál quedaban en su época -y quedan- aún algunos vestigios en forma de lagos.

Oasis de Umm Al-Maa (Libia)
Tal vez una civilización bereber se asentó o bregó con ganado en las orillas de ese enorme lago (pinturas de Tassili) y emigró masivamente al norte del continente, a la orilla norte del Mediterráneo y al este de África al producirse un cambio climático que desertizó esa planicie de los ríos, donde aún existen cipreses (Cupressus dupreziana) de más de 2.000 años, vestigio de épocas climáticas menos extremas.

Estaríamos remontándonos a unos 10.000-15.000 años cuando se sitúan las  primeras migraciones (y aún no ha nacido la civilización egipcia), tal vez debido a una demografía creciente que no podía absorber el medio, en un proceso de desertización que pudo acelerarse desde el 4.000 antes de Cristo hasta hace 2.000 años. Los autores apuntan que desde el sexto milenio antes de Cristo para hacer coincidir la migración desde África con los vestigios etruscos, pero tal vez se produjeran varias oleadas migratorias.

Libro de Alí Bey
Ali Bey (Domingo Badía) refiere en su libro “Viajes por Marruecos” que Sidi Amkeschet (tal vez un antiguo gobernador de Tánger) le dijo que “En el interior de África hay dos ríos que llevan el nombre de Nilo: el primero atraviesa El Cairo y Alejandría, el otro pasa por Tombuctú. Los dos Nilos nacen en un mismo lago, y el Nilo de Tombuctú corre hacia Occidente y desemboca en otro lago.” “La unión o comunicación de ambos Nilos en su origen en un mismo lago, y la pérdida del Nilo Occidental en el otro”.

Decir que el Níger corre hacia el oeste indica que probablemente lo confundían con el río Senegal porque el río Níger, a una decena de kilómetros de Tombuctú, corre actualmente hacia el Este. Pero también nos habla de una realidad y es la de la desaparición de uno de esos ríos antiguos citados por marroquíes y referencias de la época romana.



En 1508 en este mapa portugués se muestra un gran río
en el interior del continente.
Sus fuentes y su delta no se indican.
El río Níger como vestigio del cambio climático

El Níger tiene una de los cursos más extraños de los grandes ríos del mundo, trazando una enorme y pronunciada curva que desconcertó a los geógrafos y exploradores europeos durante dos milenios.

Sus fuentes está a sólo 240 km de la costa de Guinea, cerca del Océano Atlántico, sin embargo el río corre en dirección opuesta al mar en dirección al desierto del Sáhara, luego gira a la derecha, a unos diez kilómetros de Tombuctú, dirigiéndose al sureste del Golfo de Guinea.

Este curso tan inusual parece producirse porque el Níger resulta de la unión de dos antiguos ríos. El Alto Níger, al que los nativos denominaban Joliba (o Nilo Occidental), iría desde su actual nacimiento, recorriendo unos 700 km, pasando Tombuctú hasta la curva del actual río y desembocaba en el lago salado de Juf, actualmente desaparecido, cercano a las minas de sal de Taodenni; mientras que el bajo Níger, denominado por los nativos Quorra, comenzaba en las montañas de Ahaggar, cercanas a ese lago y fluía hacia el sur en dirección al golfo de Guinea.

Cuando esa región se desertizó, hacía 4000-1000 antes de Cristo, los dos ríos alteraron sus cursos y se unieron a través del proceso de captura fluvial y el lago de Juf dejó de recibir la corriente fluvial y se secó.




El río Níger 2004
Tombuctú y su zona de inundación

El nombre de Tombuctú hace referencia a los pozos de agua de la zona. El área cercana al río Níger era muy insalubre por las frecuentes inundaciones y la presencia de mosquitos y las enfermedades transmitidas por ellos, por lo que la ciudad se instaló algo alejada del río. Del mismo modo que las avenidas del Nilo en Egipto producían abundantes cosechas y floreció una civilización, pudo producirse en la curva de ballesta de las orillas del Níger algo similar, tal vez malogrado por el cambio climático y la irregularidad de los caudales de los dos antiguos ríos y la salinidad sobrevenida del lago Juf al quedarse sin salida al mar el río que lo alimentaba.


En este mapa holandés de 1570 el Níger está
confundido con el Senegal.
El río Real desemboca en el golfo de Benín.
Entre Ké-Macina y Tombuctú, el río Níger se extiende en una vasta llanura de inundación de casi 40 000 km² en la época de crecidas, en lo que se denomina el Delta central del Níger, donde su caudal se reduce. 

Aquí se pierde entre el 25 y el 50 % de sus aguas por filtración y evaporación, pero también por las represas sobre su curso y sobre sus afluentes.

En la zona del delta se encuentra el lago Débo, el mayor de Malí, que en época de crecidas llega a los 160 km². Tanto la represa de Markala (sobre el Níger), obra de la era colonial francesa que alimenta a varios proyectos de irrigación a gran escala, como la central hidroeléctrica de Sélingué (sobre su afluente del mismo nombre), terminada en 1980, hicieron caer el nivel del agua de los pantanos más de 20 centímetros, lo que contrajo el área inundable en 900 kilómetros cuadrados.


En este mapa francés de 1707 muestra al Níger
fluyendo en el Senegal; su delta interior es
claramente identificado. El río Formosa
desemboca en el golfo de Benín.
  
“Con la construcción de la presa de Fomi, el nivel del agua en el delta interior del río Níger bajará otros 45 centímetros“, según el estudio “Impacto de los embalses en la población de Mali”, realizado por la organización Wetlands International. “El impacto sobre las poblaciones pesqueras, arroceras o ganaderas del delta interior del Níger serían devastadoras. La construcción de Fomi también llevaría a una disminución significativa de las poblaciones de aves locales y migratorias”, señalaba dicho estudio. 

Como vemos, los cambios climáticos naturales afectaron a las migraciones de las poblaciones antiguas y los producidos por el hombre pueden afectar a las poblaciones actuales, sólo que de una manera mucho más rápida.

En este mapa de 1808 el cartógrafo es consciente
del enigma del Níger y toma precauciones:
existe un río hacia Tombuctú pero no tiene
embocadura en el mar.
En 1788 el explorador británico Mungo Park se ofreció como voluntario a la African Association para encontrar las fuentes del Níger que constituía uno de los enigmas geográficos de África tanto para europeos como para los norteafricanos. 

De hecho se llegó a confundir las fuentes del Níger con las del río Nilo. Park Realizó dos expediciones, la primera en 1795, que casi le cuesta la vida, y otra en 1806, en la que pereció ahogado en el mismo río que fue a describir.

Uno de los supervivientes de la expedición relató los descubrimientos del explorador y la penosa experiencia de los que le acompañaron en ese viaje.








Expediciones de Mungo Park 1795-97 y 1805-06
2.- El supuesto origen africano de la primitiva población de la Península

Desde hace al menos 800.000 años hay en Orce (Granada) y en Atapuerca (Burgos) hombres que parece que ocupaban toda España. Éstos no pudieron llegar por barco desde África a través del Estrecho de Gibraltar en esa época por cuestiones técnicas, por lo que deben de ser parecidos a los europeos del interior del continente, vinieran de donde vinieran, pero desplazados por tierra, si es que no se originaron en la propia península, esta última teoría prácticamente marginal mientras se mantenga el origen africano ancestral de todos los homínidos.

La más admitida es el viaje desde Oriente Medio en tiempos remotos, por lo que la Península Ibérica sería el último destino alcanzado a través de Europa.



Mapa de haplotipos de Europa
Nota del 31 de diciembre de 2025
La genética humana ha avanzado mucho desde la realización de este artículo, el 02/06/2001, y actualmente cobra fuerza la teoría de que la Península Ibérica fue un refugio climático de neandertales durante las glaciaciones europeas, siendo la última la Glaciación de Würm (desde el 110.000 hasta 9.700 antes de Cristo), para después expandirse hacia el interior del continente y las islas Británicas la población refugiada -y tal vez la propia de la Península- al retirarse de nuevo los hielos. Esto se ve reflejado en la genética de España, Portugal, Francia y las Islas Británicas, muy similar.

El haplogrupo R1b es el linaje paterno más común en Europa Occidental y se encuentra en gran parte del mundo debido a las migraciones, representando la herencia del cromosoma Y masculino.

El haplogrupo R1b (M343) (inicialmente llamado Hg1 y Eu18) se considera actualmente una característica definitoria de los habitantes ancestrales de Europa, y su difusión estaría en la Península Ibérica, bien como origen o también como reexpansión hacia el resto de Europa con la mejora del clima después de las sucesivas glaciaciones.







Distribución del haplogrupo R1b del cromosoma Y.
3.- 
La demografía primitiva de la Península y la extinción masiva

Decir que hace 20.000 años sólo había en España 5.000 personas es una osadía de gigantesco tamaño, pues equivale a decir que estaba prácticamente despoblada o que el humano en España estuvo a punto de extinguirse, a pesar de que ya había personas en España desde hace al menos 800.000 años.

Por comparación, según cálculos recientes, los bosquimanos son por lo menos 95.000 personas: 40.000 en Botswana, 33.000 en Namibia, 8.000 en Angola, 7.500 en la República Sudafricana, 1.500 en Zambia y 500 en Zimbabwe.

Estos pueblos son genéticamente similares a los primeros humanos que abandonaron África y colonizaron el resto del mundo. Viven en condiciones climáticas difíciles en zonas de sabana y semidesérticas, seguramente en un ambiente más inhóspito y difícil para la supervivencia que esos escasos 5.000 “españoles” para toda la Península Ibérica que refiere el estudio.

Vista de satélite del lago Toba (Landsat)
Aceptar la tesis de los autores equivale a decir que hubo una extinción masiva, tal vez alguna parecida a la provocada por la explosión en el lago Toba, isla de Sumatra, entre 70.000 y 75.000 años, que afectó a todo el planeta y produjo un cuello de botella en la especie humana (nota del 21/02/2019).

Habría que referirse, entonces, a los estudios de Stanley H. Ambrose (1998) en el que dice que este acontecimiento catastrófico habría reducido la población mundial a 10.000 personas en todo el mundo o incluso a sólo 1.000 parejas reproductoras.

Por el contrario, una investigación de Michael Petraglia, de la Universidad de Cambridge, concluye que la erupción del lago Toba no tuvo un efecto tan catastrófico en el clima terrestre y la evolución humana. En 2009 descubrió un conjunto de artefactos de piedra en un yacimiento del sur de la India que sugiere que las poblaciones locales permanecieron en la región después de la erupción.

Fragmento la cara del primer europeo.
yacimiento de Atapuerca
Los restos humanos más antiguos conocidos en Europa datan de hace aproximadamente 1.4 millones de años y fueron encontrados en lo que hoy es España. Sugieren que una especie de humanos tempranos conocida como Homo erectus, originaria de África, llegó a Europa a través del suroeste de Asia en ese momento. (nota de 2023)








Nave fenicia
4.- Los aportes demográficos de griegos y fenicios

Considerar “pequeñas” las entradas de griegos y fenicios es exagerado, pues los pequeños barcos de esos países traerían unas cantidades casi insignificantes de personas comparado con la población indígena, y en caso de quedarse en Iberia debería anotarse como “poco significativa”.


5.- Los aportes demográficos de los celtas

Calificar la entrada de los pueblos denominados “celtas” como de un 20-40% no nos indica nada si lo comparamos con las estimaciones cualitativas (pequeño, media-alta) de otras entradas, máxime cuando dice “20-40% o menor” ¿en qué quedamos? Realmente es que ni lo intuyen.


Cartagineses en Hispania
6.- Los cartagineses ni existen

El poder púnico en España ni lo mencionan, cuando las guerras púnicas tuvieron su origen en la influencia y recluta de mercenarios iberos y celtas; los hispanistas ingleses del XIX identifican muchas características militares cartaginesas con las españolas, aunque sea para referirse a ellas despectivamente y en contraposición a las romanas. Así que no parece una influencia menor.




Teatro romano de Mérida
7.- Los romanos parece que aportaron poca sangre a los hispanorromanos

Calificar la entrada de “romanos” de no se sabe qué origen como “pequeña”, equiparándola numéricamente al contingente griego es otra afirmación peregrina, pues la romanización fue la primera aculturación de toda España y duró muchos siglos, con trasiego de funcionarios y militares, transformados posteriormente en colonos al final de las operaciones bélicas (León, Mérida, Bética …) y que muy mayoritariamente se quedaron después de la caída del Imperio porque ya eran hispanos.

Por cierto ¿qué pasó con los bizantinos en Andalucía (provincia de Spania)? Parece ser que no los detectan los autores en el poso genético ibérico. La historiografía de ese período es muy escasa, siendo uno de los períodos históricos menos documentados después de la caída del poder de Roma.


Guerreros visigodos, siglo IV
8.- Los visigodos eran pocos también

También equiparan los autores la entrada de contingentes germanos a la de romanos (los visigodos se han estimado en proporción de 1 a 10 ante los hispanorromanos), lo cuál podría ser, pero también a la de fenicios y griegos, craso error éste, por el alcance de sus ciudades comerciales, limitadas fundamentalmente a la costas sur y este y sólo comprable a la influencia bizantina (552-625), mayor incluso ésta por el desplazamiento de grandes contingentes militares y de funcionarios desde Justiniano I.


9.- Árabes y bereberes

En ocho siglos de trasiego árabe/bereber dicen que sólo entraron 30.000 invasores, otra cifra confusa e inútil por mezclar cantidades y calidades, si bien podemos decir que su influencia fue aún menor que la de los visigodos, que se desplazaban siempre con su familias, mientras que los contingentes militares y de funcionarios musulmanes eran fundamentalmente varones.

10.- Los judíos

También hubo judíos desde hace al menos 2000 años, que no citan, y otras aportaciones de romaníes desde el este de Europa en el siglo XV, también africanos negros con fenotipos visibles aún en Gran Canaria y Gibraleón (Huelva), indios americanos y otros europeos (franceses en la Sierra de Francia, alemanes en La Carolina, flamencos, británicos, genoveses y japoneses en Sevilla, …, italianos en Madrid, …).


11.- Expulsión de árabes y judíos

Después se expulsó a los judíos que no aceptaron convertirse al catolicismo (según Joseph Pérez unos 50.000), pero muchos se quedaron. Los contingentes expulsados de judíos en 1492 y de musulmanes en la misma fecha y de moriscos en 1609 fueron en su mayoría al norte de África, aunque luego los judíos expulsados se extendieran por ambas orillas del mediterráneo debido a la mala acogida que tuvieron en ciudades como Fez. Muchos de ellos llevarían en sus venas algo de sangre hispana, por lo que Marruecos, Argelia y Túnez verían modificados sus mapas genéticos si se consideran estos aportes.


Puerta de España en Orán
12.- Europeos en Argelia

Por otro lado, Argelia soportó población europea durante muchos años, al menos desde las posesiones españolas en los presidios de la costa, como en Orán, pero también durante la dominación francesa (población inmigrante francesa, italiana y española, llamados todos pieds noirs, entre los que también había sefardíes españoles).


13.- El sesgo en la localización de muestras

Pero hay una cosa que puede sesgar por completo el estudio: la localización de muestras:

Hacerlo en Argel, ciudad de influencias históricas bereber, árabe, fenicia, romana, turca, española y francesa, y sometida a importantes cambios migratorios; Madrid, ciudad con poso hispanorromano, visigodo y bereber, y de inmigración reciente gallega, castellana y andaluza con importantes aportaciones de comerciantes y funcionarios italianos, franceses y de otros países europeos, pero con inmigración mayoritaria del interior de España; y Coimbra, ciudad norteña portuguesa, mucho menos cosmopolita que las anteriores y de escaso movimiento migratorio, fundamentalmente proveniente de las antiguas colonias africanas portuguesas, es mezclar churras con merinas si se desean sacar conclusiones válidas a partir de la genética.

Ciudad romana de Conímbriga
Si el componente gallego-céltico (supuesto) es importante en Madrid por inmigración en los 50-70 del siglo XX, debería acercarse la composición de la población más a la de Coimbra que a la de Argel, pero la de Argel debería también alejarse de la del resto de Argelia por lo citado más arriba. Coimbra, ciudad provincia, norteña y ¿céltica? no es significativa para compararlas con Madrid o Argel, capitales de estado, más cosmopolitas.

Pero es que tampoco es adecuado comparar Madrid con Argel porque ésta superpone etnias más variadas y antiguas por su historia de invasiones y por proximidad a Oriente y al África subsahariana.

Para liar más las cosas, últimamente (aportación a este texto de 21/02/2005) algún estudio indica que los gallegos son los que más poso genético bereber tienen de todos los españoles, más que vascos (por la teoría de Arnáiz y Alonso) y que andaluces, en apoyo de que la expulsión de musulmanes y moriscos étnicos de Andalucía y Levante fue más efectiva de lo que algunas fuentes quieren hacernos creer o a favor de estos autores de que los bereberes/árabes apenas influyeron genéticamente en Andalucía por número (recordemos la cifra de 30.000 invasores).

Trajes de agua
Ochagavía (Navarra)
Veamos una explicación y empecemos con una pregunta ¿Qué hacen los vascos en una zona tan alejada de África y en zona ”céltica”? 

Paseando por las calles he notado que la gente de Madrid es “diferente” a las de ciudades de Castilla y León (Valladolid, Zamora, Salamanca, e incluso a la de la cercana Segovia) en su aspecto y comportamiento, siendo quizá la población de Madrid mucho más “sureña”, tal vez por la fuerte inmigración desde Castilla-La Mancha y su mayor accesibilidad desde la zona sur de Castilla, sin montañas ni puertos de por medio.

Coimbra es una ciudad que atrae a gente principalmente del norte de Portugal para estudiar. Argel puede que sea bereber, pero también es árabe y francesa, y romana, y fenicia, y española, y muy distinta del resto del país. 

-Los bizantinos se establecieron en Marruecos y el sur y levante de España.

-Los vándalos (pueblo germánico del báltico) pasaron por Marruecos, y también romanos, fenicios, árabes, españoles, franceses, judíos y los expulsados de España en 1492 y 1609 (judíos y musulmanes, que también llevaban algunos genes españoles).

Calle Preciados, Madrid
-Madrid no es España, como tal, y España no es Madrid. Suponer que esa ciudad es la representación del país es confundir la parte con el todo. No olvidemos que Madrid atrae muchos inmigrantes y funcionarios, viajeros y comerciantes extranjeros.

-¿Se hizo el estudio sobre todas las capas sociales de la población?

-Argel no es Argelia y Argelia no es Argel, por lo que se dijo sobre Madrid más arriba.

-Por lo mismo, Coimbra no es Portugal y Portugal no es Coimbra. Y es este caso es incluso más aberrante intentar la comparación de dos capitales de estado con una capital de provincia, de flujos migratorios muchísimo más limitados.

-La Meseta también existe y Galicia, y Asturias, y Cataluña. ¿Son también zonas “iberas”?

-La conclusión que se me ocurre es que “esas similitudes” se deben a un intercambio de siglos entre las dos orillas del Mediterráneo, pero eso no nos dice que los saharianos hayan huido a Europa en tiempo inmediatamente prehistóricos. 

El estudio debería abarcar los cuatro puntos cardinales de Portugal, España, Francia, Marruecos, Túnez, Argelia, Libia y Mauritania. 

Momia guanche del Barranco de Herques

Debería hacerse especial hincapié en comparar un sujeto de Vivero (Lugo) con otro de Almería, a uno de Santander con otro de Gibraleón y a uno de Gibraleón con otro de Huelva. También a uno de Calais con otro de Marsella. Y sobre todo, a un cristiano de Ceuta con un musulmán de Ceuta y a un tuareg de Argelia con un argelino de la costa.

Los canarios deberían ser entonces comparados con los andaluces y gallegos, a un vasco con un canario (que según su teorías deberían ser más similares entre sí que un madrileño y un vasco), etc, etc, etc.



Conclusiones

La línea de trabajo es interesante, pero adolece de rigor metodológico y escasez interpretativa. Si nos fijamos en las lenguas habladas en esos lugares y sus parecidos, no está de más insistir en que ¡no hay que confundir lengua con raza! 

Los indios americanos hablan español, aunque quizá los puros no lo tengan por lengua materna. Los indonesios son mayoritariamente musulmanes (y no árabes), los filipinos tienen nombres españoles y no son españoles de “raza” aunque fueron súbditos de España durante cientos de años.

Los españoles puede que no seamos mayoritariamente indoeuropeos si hacemos que prevalezcan las teorías de la inmigración masiva sahariana, pero hablamos una lengua indoeuropea. Los negros de Suráfrica hablan inglés, los marroquíes (árabes o no) árabe y francés, los canarios (si los estimamos bereberes en parte) hablan español, los brasileños (negros, indios, blancos) portugués.

La noche de los tiempos se interpretará por los genes de los restos datando el hallazgo representativo y no restos anecdóticos (recordemos Neanderthal), se comparará con otros hallazgos representativos en otro sitio en la misma época y en la misma estación climática si es posible, para evitar que los movimientos estacionales de las poblaciones introduzcan ese tipo de sesgo en el estudio y estuviéramos estudiando el mismo grupo en varios sitios y no varios grupos en distintos sitios.

Se estudiarán apariciones posteriores en otros lugares de esas poblaciones o haplotipos, se establecerán teorías migratorias a priori y se verá su factibilidad con la climatología, geografía, grado de nomadismo, economía, utensilios y enfermedades carenciales de la época. Después se reforzará la teoría con las referencias escritas, y no al revés, pues el discurso es interpretativo y parcial, dependiendo de la poca información que se tenía en esa época y por los prejuicios derivados de la misma palabra escrita. Y por último, ser estudiarán las similitudes culturales (objetos, pintura, idioma, …).

Sólo así conoceremos los movimientos raciales y sus influencias culturales por comercio y conquista. Porque ¿realmente podemos creernos las estimaciones poblacionales del pasado por los científicos si ni siquiera se ponen los medios orales y escritos de acuerdo en cuántas personas han secundado una determinada manifestación ? Huyamos de todos los sesgos metodológicos de los que podamos prescindir.


Nota del 31/12/2025

El soberano mongol pone en fuga a sus enemigos.
Escena del Compendio de crónicas, de Rashid al-Din.
Miniatura del siglo XIV
Noticia del 14/03/2019

Dibujan el mapa genético peninsular de los últimos 8.000 años.

Dice el artículo que los varones ibéricos fueron reemplazados por invasores en la Edad de Bronce.

Hace entre 4.000 y 4.500 años, una invasión de descendientes de pastores esteparios de Europa del Este reemplazó a cerca del 40 % de la población y a casi el 100 % de los hombres de la Península. Lo sabemos gracias a un estudio internacional, liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de Harvard (EE UU), que reconstruye la historia de los últimos ocho siglos en la zona.

Esas poblaciones, que llegaron entre el 2.500 a.C y el 2.000 a.C, tienen origen estepario. Al atravesar el continente europeo se mezclaron con las poblaciones locales y cuando llegaron a la Península Ibérica ya poseían también ascendencia europea. Tampoco tenían ya la misma cultura que las poblaciones esteparias de origen. Esto añade nuevas líneas de investigación y engendra confusión a la hora de interpretar también los hallazgos genéticos, pero es congruente con las limpiezas étnicas practicadas habitualmente por los pueblos asiáticos, como los mongoles de Gengis Kan.



Bibliografía:

-Viajes por Marruecos. Ali Bey. Ediciones Suma de Letras, 2000. Punto de lectura. Edición de S. Barberá Fraguas.

-El misterioso curso del río Níger

-Las presas del río Níger

-Mapas raros: un mar interior para el Sáhara

-Las presas del río Níger

-La catástrofe del Lago Toba

-Historia de la España bizantina















Los músicos y el canto de los pájaros. Olivier Messiaen

Escribano cerillo (Emberiza citrinella) 
Las aves han captado la atención de un gran número de músicos a lo largo de la historia. Desde el canto del escribano cerillo (Emberiza citrinella) que, según algunos, sirvió de inspiración para el comienzo de la Sinfonía Nº 5 de Beethoven; hasta El pájaro de fuego, de Stravinski.

Las melodías entonadas por las aves han sido consideradas por estos y otros compositores como la música de la naturaleza, o, al menos, una parte importante de la “canción de la tierra”, como apuntó Mahler en su ciclo de canciones de esta temática. Y no podemos hablar de aves y música sin hacer referencia a Olivier Messiaen (1908-1992), compositor, organista, pedagogo y autodenominado ornitólogo francés.



Olivier Messiaen
Olivier Messiaen, el músico ornitólogo

Messiaen fue un compositor singular desde sus inicios. Aprendió a tocar el piano de forma autodidacta cuando su madre, la poetisa Cécile Sauvage, se refugió con él y su hermano pequeño en Grenoble durante la I Guerra Mundial. 

En 1919, ya acabada la guerra, la familia se instaló en París y Messiaen ingresó en el Conservatorio de la capital francesa. Gracias a su formación independiente, no tenía una influencia clara de ninguna escuela o estilo compositivo concreto, por lo que asimiló las enseñanzas de sus maestros y las integró en su singular identidad musical.

Durante la década que pasó en el Conservatorio, Messiaen estudió armonía y contrapunto con los hermanos Gallon y composición y orquestación con Paul Dukas. Pero la materia en la que más destacó fue el órgano, que estudió con Marcel Dupré. La gran destreza de Messiaen con este instrumento le valió el puesto de organista en la Iglesia de la Santa Trinidad de París hasta su muerte.

Su uso revolucionario de los modos de transposición limitada* para crear "colores" musicales, su concepción personal de la relación entre el tiempo y la música, su uso del canto de los pájaros, y su intento de expresar profundas ideas religiosas, todo se combina de tal modo que hace casi imposible confundir una composición de Messiaen con una obra de cualquier otro compositor contemporáneo occidental.

Oropéndola
También refleja una gran influencia de distintas culturas orientales, aunque el principal recurso al que el compositor francés recurrió fue la ornitología. Desde los 18 años Messiaen empezó a recopilar cantos de aves. Se sentaba a escuchar los cantos de los  pájaros, anotándolos cuidadosamente. Cuando tenía una muestra lo suficientemente amplia de una especie concreta, combinaba esos apuntes en un “ideal de canto”.

Para el compositor lo más importante de ese proceso era estudiar cómo variaba el mismo canto en función de su entorno: el clima, la hora del día y el resto de especies que cohabitaran el ecosistema. Esta forma de aproximarse a la naturaleza era similar a la aplicada por Monet a la hora de pintar sus nenúfares. 

Aunque Messiaen empezó a estudiar las aves por su cuenta, en este aprendizaje contó con la ayuda del ornitólogo Jacques Delamain, a quien consideraba su referente. El compositor llegó a ser una eminencia de la ornitología, pudiendo reconocer muchos pájaros por su canto.

Chova piquigualda
Aunque las melodías de aves siempre estuvieron presentes en su producción, su presencia es especialmente evidente en obras como Réveil des oiseaux (El despertar de los pájaros, 1953), Oiseaux exotiques (Aves exóticas, 1955-56), Le merle noir (El mirlo negro, 1951-52), Petites esquisses d’oiseaux (Pequeños bocetos de pájaros, 1985) o Catalogue d’Oiseaux (Catálogo de aves, 1956-58). 

Esta última es la segunda obra más extensa de Messiaen. Se trata de un conjunto de piezas para piano que consta de 77 melodías de pájaros agrupadas en 13 cuadernos, que a su vez se reparten en 7 libros. Cada cuaderno cuenta con un ave “solista”, que da nombre al grupo, y otros pájaros de su entorno.

En 1952, le solicitaron una pieza para flauta para que fuese interpretada en los exámenes de acceso al Conservatorio y compuso Le merle noir, para flauta y piano. Aunque Messiaen había estado siempre fascinado por el canto de los pájaros, y los pájaros ya habían aparecido en varias de sus primeras obras (por ejemplo, en La Nativité, Quatuor y Vingt regards), esta pieza para flauta está basada enteramente en el canto del mirlo.

Roquero solitario
Messiaen llevó su desarrollo a un nuevo nivel en 1953, con su obra orquestal Réveil des oiseaux; la obra se compone casi enteramente de cantos de pájaros, tomando como material los pájaros que uno puede oír entre la medianoche y el mediodía en las montañas del Jura. A partir de esta obra en adelante Messiaen incorporó el canto de los pájaros en todas sus composiciones y compuso, de hecho, varias obras en las que los pájaros proporcionan el título y el tema (por ejemplo, la colección de trece piezas para piano completada en 1958, Catalogue d'oiseaux o La fauvette des jardins, de 1971).

Lejos de ser simples transcripciones del canto de los pájaros, estas obras son poemas tonales sofisticados que evocan el lugar y su atmósfera. Paul Griffiths, el prestigioso musicólogo y crítico musical, comentó que Messiaen era un ornitólogo concienzudo, mejor que cualquier otro compositor anterior, y también un observador musical del canto de los pájaros, mejor que cualquier ornitólogo anterior.


Nota

*Los Modos de Transposición Limitada de Olivier Messiaen son siete escalas simétricas que se caracterizan por repetir su patrón de intervalos después de un número reducido de transposiciones cromáticas, a diferencia de las escalas diatónicas que tienen doce transposiciones únicas; estos modos ofrecen "colores" musicales únicos y un encanto de "imposibilidad" al no tener tónica definida, explorando el cromatismo simétrico para expandir las posibilidades armónicas y melódicas más allá de la tonalidad tradicional, siendo el Modo 3 (escala de tonos enteros) y el Modo 2 (escala disminuida) ejemplos clave.

Collalba negra



Les chants d'oiseaux du CATALOGUE D'OISEAUX d'Olivier Messiaen


Olivier Messiaen - Catalogue d'oiseaux I

https://youtu.be/G6Izpdkjrhk

Catalogue d’oiseaux – II. Le loriot (La oropéndola).

https://www.youtube.com/watch?v=EHXFZiUIbyA


Catalogue d’oiseaux – XII. Le traquet rieur (La collalba negra).

https://www.youtube.com/watch?v=RKO6SmbSXnM









domingo, 28 de diciembre de 2025

El origen de los mercadillos de Navidad

2018 Wiener Christkindlmarkt, foto de Dan Sadler
El origen de los mercadillos de Navidad

Se considera que el primer mercado navideño es el Dezembermarkt de Viena, que data de 1296, aunque es Alemania el país donde los mercados navideños tienen más tradición, dinamismo y fama en la actualidad.

Los mercadillos estacionales de invierno comienzan a celebrarse en la época medieval en numerosas ciudades del Sacro Imperio Romano Germánico, que ocupaba una gran extensión de Europa central.

Uno de los mercados más longevos, propiamente de Navidad, es el de Dresde (Striezelmarkt), que se celebró por primera vez en la Nochebuena de 1432. La primera evidencia del mercado navideño de Núremberg data de 1628, aunque algunos estudiosos afirman que se remonta hasta 1530.


Núremberg, mercado navideño el Día de
Santo Tomás (21 de diciembre).
Talla en madera de Pius Ferdinand Messerschmitt
Los primeros mercadillos no se celebraban con motivo de la Navidad, sino que se realizaban de manera habitual en las fiestas religiosas durante todo el año y los mercados de invierno solían ser los más grandes, con artesanos que vendían sus productos de madera, metal y cuero, dulces, productos de panadería y carne.

Poco a poco, comenzaron a ser una oferta comercial esperada durante todo el año por su variedad, novedad y distintas procedencias de los productos, y cada vez más comerciantes ponían sus tiendas durante esas fechas de invierno, hasta convertirlos en mercadillos navideños, habitualmente en las llamadas plazas del mercado, y se fueron asimilando a las tradiciones cristianas.



Friedrich Wilhelm III y la reina Luisa en el mercado navideño de Berlín, tallado en madera por Richard Knötel
La entrada en la edad moderna

Durante la Revolución Industrial del siglo XVIII, con la producción en masa de productos y la ampliación de los mercados mundiales, tuvieron un gran crecimiento.

A finales del siglo XIX, los mercadillos tuvieron su época más gris, pues los pujantes centros comerciales en las grandes ciudades de Europa central ejercieron su influencia para llevarlos a las afueras de las ciudades para evitar su competencia en la venta de productos.





Niños de las Juventudes Hitlerianas vendiendo
juguetes hechos por ellos mismos en un
mercadillo navideño en diciembre de 1943,
Berlín. Fotoarchiv für Zeitgeschichte
El impulso de los mercadillos de Navidad por la acción política

Con el advenimiento del III Reich en 1933, se decidió volver a darles importancia a los mercadillos navideños devolviéndolos al centro de las ciudades. El partido político único transformó la forma en la que se vivía la Navidad en Alemania, convirtiéndola en una fiesta nacionalista que ensalzaba la herencia alemana.

El crecimiento de la economía impulsó y rejuveneció también los mercadillos navideños en esa época. Además, el nuevo gobierno alemán estandarizó la decoración de los puestos y los artículos que se podían vender. Y así, en 1934 el mercadillo navideño de Berlín alcanzó los 1,5 millones de visitantes. Dos años después logró los 2 millones, generando una prosperidad económica que terminó con la Segunda Guerra Mundial.

El gobierno nacionalsocialista pretendió transferir su ideología a las costumbres navideñas alemanas. El objetivo era establecer la Navidad del Pueblo Alemán y así promover una actitud positiva hacia las organizaciones de masas nazis, y también reducir la influencia de la fe cristiana en la comunidad nacional alemana.

Mercadillo de Navidad en Berlín, 1936-38
Inmediatamente después de la toma del poder, se llevaron a cabo anualmente más de 30.000 celebraciones por las organizaciones gubernamentales, incluyendo la entrega de regalos y comidas para ciudadanos necesitados en espacios públicos. A partir de 1934 estos eventos se trasladaron a grandes salones. 

A pesar de todos los esfuerzos, no fue posible desplazar la tradicional celebración cristiana de la Navidad en gran parte de la población alemana.




Mercadillo de Navidad en Erfurt
La renovación de los mercadillos de Navidad

Durante los años ochenta y noventa, con la recuperación económica alemana de la posguerra y una percepción más favorable de Alemania en el Mundo, los tradicionales mercados navideños, ya despojados de intencionalidad política, eran tan apreciados que se exportaron a muchos países de fuera de Europa: Estados Unidos, Japón, India, Australia… Además, los adoptaron al estilo alemán, con salchichas, vino caliente, luces parpadeantes y villancicos. Tras su éxito, poco a poco se fueron adaptando a la tradición y a las costumbres de cada país.



Mercadillo de Navidad en South Brisbane, Australia
En otros países de Europa, esos mercadillos tradicionales preexistentes también incrementaron su impacto y afluencia de público viendo el éxito comercial en Alemania, y comenzaron a adaptar esta tradición a sus costumbres y rasgos particulares. De esta forma, a finales del siglo XX las grandes ciudades europeas instalaron mercadillos navideños al estilo alemán por todo el viejo continente, aunque muchas de ellas ya lo hacían cuando formaban parte del territorio del Sacro Imperio Romano Germánico.


Mercadillo de Navidad en Kauppatori, Helsinki, 2024



Mercado de Navidad en Madrid, 1836
El primer mercadillo navideño de Madrid

Pese a que la tradición alemana tuvo una gran influencia en otros países de manera más tardía, en Madrid el primer acercamiento a esta forma comercial data ya del siglo XVII, bajo el gobierno de los Habsburgo, cuando surgió en la Plaza de Santa Cruz un pequeño mercado navideño con hortalizas, frutas, adornos, flores y regalos.

En el siglo XIX, bajo el reinado de Isabel II de Borbón, surge la primera normativa para regular la venta, ubicación y precios de los mercadillos, instaurando la tradición del mercadillo navideño en la Plaza Mayor para la venta de pavos, turrones y dulces, mientras que la Plaza de Santa Cruz se dedicaba a la venta de figuras del belén, zambombas y juguetes.

Puesto de panderetas en la Plaza Mayor, 1945
En 1944, cuando el auge de los mercadillos navideños alemanes era conocido por el gobierno español a través de los soldados españoles que volvían de Alemania, ambos mercados se fusionaron en una misma ubicación: la Plaza Mayor.

En 1950, los toldos característicos fueron sustituidos por casetas, generando un salto cualitativo en su imagen que ha permanecido hasta la actualidad, y también muy necesitada de una renovación de aspecto y de concepto, pues no se venden alimentos ni bebidas y está dedicado a figuritas para belenes, una afición con cada vez menos usuarios, y artículos de broma y disfraces.



Puesto navideño, Plaza Mayor, 1953

El exterior de algunas de las arcadas de la Plaza Mayor se llena de un maremágnum de ramas de pinos, abetos trasplantados, acebos y muérdagos que le confieren un aspecto manifiestamente cutre, acrecentado por el odioso pavimento de adoquines que, además de feo a rabiar, es incómodo hasta para transitar en zapatillas de deporte, y que acumula mierda a paladas, especialmente en las fiestas navideñas.




Una situación paradójica

A pesar de tener un mercadillo navideño en Madrid de bastante tradición, su aspecto decadente y casposo producía el rechazo de las personas de gusto más refinado, o mejor dicho, no tan populachero, por ser carente de cualquier estilo y calidez navideños. Palabra de honor, para los que no lo conocen ... Y generó en cierto público una búsqueda de mercadillos a la usanza alemana que prácticamente no existían en Madrid.

Puestos navideños en la Plaza Mayor, 1963
Por eso el mercadillo de la Iglesia Alemana Evangélica del Paseo de la Castellana empezó a ser el más frecuentado por aquellos madrileños a los que les gustan los mercadillos de Navidad más auténticos, es decir, los de tradición alemana, popularizado por los alumnos y familiares y amigos del Colegio Alemán de Madrid, al menos desde hace 25 años.

Un mercadillo pequeño de parroquia, con vino caliente, dulces alemanes, salchichas y un rastro para ayudar a los más necesitados es todo lo que le hizo falta para convertirse en el mejor mercadillo navideño de Madrid durante prácticamente dos décadas.


Los otros mercadillos de Madrid
Patio de la Friedenkirche, foto: Beatriz García Alcalde

Las largas colas para entrar a ese mercadillo, de los que buscaban la esencia navideña que habían conocido en otras ciudades europeas y españolas, hizo despertar del letargo a las autoridades municipales, con mucha lentitud, hay que decirlo, para que, junto con la iniciativa privada, se montasen pequeños mercadillos navideños en pequeñas plazas a través de las juntas de distrito.

Era una idea que ponía casetas estandarizadas pintadas de blanco no muy atractivas donde se vendían regalos y bisutería, pero donde no había comida, ni bebidas, apenas una caseta de dulces árabes o frutos secos, … en fin una idea artificiosa, políticamente correcta y ramplonamente navideña, simplemente para cumplir, con las faltas de estilo y buen gusto características de los regidores madrileños y sin ningún nexo con las tradiciones madrileñas, ni siquiera cristianas.

Otros mercadillos como el de la Iglesia Católica Alemana de Santa María, el de la Iglesia Anglicana de San Jorge y el de la Asociación las Damas Suizas son pequeñas islas generadoras de ideas, y son cada vez más populares porque son auténticos y surgen de la iniciativa de parroquias y asociaciones, y no de la política ni de la ingeniaría social laicas. Porque, no lo olvidemos, la Navidad es una fiesta religiosa cristiana.

Mercadillo de Navidad de El Corte Inglés, Madrid
Diremos, en descargo de la ciudad de Madrid, que los mercadillos de El Corte Inglés de Castellana, el de la Plaza de Colón y el de La Navideña en la Plaza de España contienen elementos que los convierten en algo parecido a mercadillos navideños, con comida -el del Corte Inglés lamentablemente huele a fritanga y es excesivamente comercial- pistas de hielo, vino caliente y regalos, aunque nada que recuerde a la Navidad, excepto el belén del de El Corte Inglés.

Diremos, además, que el complejo de inferioridad laicizante, globalizador, desarraigado y seguidista del partido que gobierna el Ayuntamiento de Madrid -el Partido Popular- de nombre más del tipo de la República Popular de la China comunista que del conservadurismo español que la gente cree que es, nos ha puesto mercadillos castrados de cualquier esencia cristiana, para no molestar a sus amos – que son los mismos que los del PSOE-, que con la lejía de una ingeniería social preconfigurada quiere imponer la nueva religión a la aún católica España.

Para muestra, veamos la iluminación “navideña” de la mayor parte de los barrios de Madrid, que se está inventando hasta los supuestos motivos “navideños” para evitar la cristiandad que ha configurado a España y a Europa y de la que ahora huyen acobardados y acomplejados todos los regidores municipales que ha tenido Madrid desde Álvarez del Manzano (1991-2003). Durante el mandato de su sucesor, Alberto Ruiz-Gallardón, los tradicionales adornos de luces con bolas, árboles de Navidad o belenes desaparecieron y fueron sustituidos por palabras como "serpiente", "resaca", "canalla", "estupro", "nido", "lujuria" o "saña" en el Paseo de Recoletos.


Notas sobre los mercadillos de Navidad

Mercadillo de Augustplatz, Leipzig
Alemania, Leipzig

Según la Asociación Alemana de Feriantes, en 2017 se celebraron en Alemania más de 2.500 mercados navideños, de los cuales 1.500 eran mercados grandes.

El Mercado Navideño de Leipzig, ubicado en la plaza del mercado, Augustusplatz, y sus calles aledañas, es uno de los mercados navideños más grandes de Alemania, con aproximadamente 250 puestos. Según una fuente de 1714, su historia se remonta a 1458, lo que lo convierte en uno de los mercados navideños más antiguos del mundo germanoparlante. Entre sus atracciones especiales se incluyen un calendario de Adviento de 857 m² y un carrusel histórico de dos pisos.


Austria, Viena

En 1296, el duque Alberto I concedió el privilegio de celebrar un mercado en diciembre. El Mercado de Santa Catalina, que duraba 14 días antes y 14 días después del 25 de noviembre, se celebró a partir de 1382.

El Mercado Navideño de Viena moderno data de 1764. A lo largo de los siglos, cambió de ubicación con frecuencia, ya que inicialmente competía con las ferias anuales tradicionales. Se trasladó de Freyung a la plaza Am Hof, y también se ubicaba en Neubaugürtel y frente al Messepalast (Palacio de Exposiciones ). Finalmente, en 1975, tuvo que trasladarse al Rathauspark (Parque del Ayuntamiento) debido a la construcción de un aparcamiento subterráneo. 


Mercadillo navideño de la Plaza Mayor de Madrid

El mercado de Navidad de Madrid

Este mercado ocupa la parte central de la centenaria Plaza Mayor donde se pueden comprar figuritas para belenes, instrumentos musicales navideños, juguetes y artículos de broma. Estas Navidades el mercado podrá visitarse del 27 de noviembre al 31 de diciembre de 2025, que a su vez incluye la exposición de un Belén Artesanal, pero ningún tipo de comida o bebida, no sabemos si para no molestar a los hosteleros; esto le resta cualquier tipo de interés navideño, y además se ha convertido en un basurero de papeluchos con la juventud más hortera y simplona que se pone gorros ridículos, y que también forma parte de la celebración más popular de la Navidad en Madrid.


Historia del mercadillo navideño de la Plaza Mayor de Madrid

La historia de la futura Plaza Mayor de Madrid y de su mercadillo navideño comenzó a mediados del siglo XIV, cuando el Rey de Castilla Enrique IV autorizó el primer mercado franco en Madrid. Para tal fin, se escogieron dos lugares, uno intramuros, en la plaza de San Salvador (la actual Plaza de la Villa), y otro extramuros, en la plaza del Arrabal, situada en una explanada de carros en la que confluían mercaderes y mercancías procedentes de los caminos de Toledo y Atocha.

Nochebuena de 1861 en la Plaza Mayor de Madrid
El siguiente hito de esta historia se produjo en 1580, cuando Felipe II encargó al arquitecto Juan de Herrera un plan urbanístico muy ambicioso para ennoblecer el aspecto de la Villa, convertida por el mismo rey en sede de la Corte en 1561.

En ese tiempo la plaza del Arrabal ya había desplazado a San Salvador como principal plaza de mercado de Madrid, pero su verdadera importancia aconteció en 1619, cuando concluyeron las obras de remodelación de la Plaza Mayor, el nuevo nombre de la plaza del Arrabal, en pleno reinado de Felipe III y bajo la dirección de Juan Gómez de Mora.

Gracias a estas obras, enmarcadas en el citado plan urbanístico de Felipe II, Madrid se acababa de dotar de un lugar amplio y delimitado permanentemente para instalar el mercado semanal y para celebrar todo tipo de acontecimientos sociales, como batallas carnavalescas, corridas de toros, autos de fe de la Inquisición e incluso ejecuciones públicas en el patíbulo que se instalaba al efecto.

Mercado navideño de la Plaza Santa Cruz, 1869
Fue también en siglo XVII cuando comenzó a funcionar en la vecina Plaza de Santa Cruz, frente a la actual sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, un mercadillo de Navidad en el que se vendían alimentos (carnes, verduras o frutas), animales vivos (pavos y pollos), flores, adornos y regalos.

Con el tiempo, el mercadillo de Navidad fue extendiéndose a las Cavas, Puerta Cerrada, Calle de Toledo, Calle del Arenal y a la propia Plaza Mayor, tal como recogió en 1765 el dramaturgo Ramón de la Cruz, uno de los padres del casticismo madrileño, en su sainete "La Plaza Mayor por Navidad".

Fue tal el éxito del mercadillo, que las autoridades decidieron poner orden al totum revolutum y también sacar beneficio económico. En el siglo XIX el Ayuntamiento dictó una normativa reguladora que obligaba a todos los comerciantes navideños a solicitar su licencia de venta, previo abono de una tasa de cinco pesetas por “cada metro cuadrado o fracción en la Plaza Mayor, calle de Ciudad Rodrigo, Zaragoza y Plaza de Santa Cruz”.

Mercadillo de Navidad, Plaza Mayor de Madrid, 1901
En 1860 el Ayuntamiento trasladó definitivamente el mercadillo navideño a la Plaza Mayor. Desde entonces, y sobre todo desde principios del siglo XX, los mercaderes de la plaza empezaron a incorporar nuevos productos a sus puestos de venta, desde turrones y mazapanes a zambombas y artículos de broma y, por supuesto, figuras para belenes y árboles de Navidad.

Tras el paréntesis por la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Madrid prohibió en 1944 que se siguieran vendiendo productos alimenticios en la Plaza Mayor y ordenó que las casetas se limitasen a los artículos de broma y a los adornos navideños.

En 1960 se interrumpió el mercadillo navideño de la Plaza Mayor por las obras del aparcamiento, trasladándose momentáneamente a la Plaza de Santa Ana. 

En la actualidad el mercadillo reúne un centenar de casetas de madera que desde los años ochenta sustituyeron a las tradicionales de toldo, gestionadas por una cincuentena de familias y dentro de la organización de la Asociación del Mercado Navideño de la Plaza Mayor.



Enlaces

The Changing Face of German Christmas Markets

Weihnachtsmarkt

Nationalsozialistischer Weihnachtskult

Weihnachten unterm Hakenkreuz

Weihnachtsmärkte in Deutschland: Helle Lichter, dunkle Geschichte

Mercadillos de Madrid

Historia del mercadillo de Navidad en la Plaza Mayor de Madrid

Mercado de Navidad de la Plaza Mayor

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