Vidriera en Notre Dame frente a San Jorge y la capilla dedicada a su advocación. |
París es una ciudad laica con mandamases laicos, muchos habitantes laicos y con grandes iglesias monumentales, que parecen concebidas sólo para recibir turistas, aunque acudan fieles de todo el mundo
En esto último, por ejemplo, ya es distinta a Madrid, donde la nueva catedral de la Almudena no es más que una edificación anacrónica, descontextualizada, que se terminó en 1993, durante una grave crisis de fieles católicos, más pendientes de las cosas terrenales del día a día que de mirar al cielo.
Y no hay un turismo de iglesias, a pesar de haberlas magníficas, como Los Jerónimos* y San Francisco El Grande, la tercera cúpula de la Cristiandad.
Y no hay un turismo de iglesias, a pesar de haberlas magníficas, como Los Jerónimos* y San Francisco El Grande, la tercera cúpula de la Cristiandad.
En París, Los Inválidos, El Sagrado Corazón y Notre Dame reciben decenas de miles de turistas cada año.
Al menos en las dos últimas no cobran entrada por pasar, y parecen financiarse vendiendo velas votivas a 2€.
En las hermosas catedrales de Toledo y Valencia te cobran la entrada de una manera vergonzosa, sin discriminar si eres un fiel, un simple mirón o un curioso admirador de obras de arte.
Belén provenzal en Notre Dame |
Hablaré ahora de mi visita a la
Catedral de Notre Dame
Catedral de Notre Dame
Notre Dame y Los Inválidos son puntos muy turísticos de París, en la primera iglesia se casó Napoleón y en la segunda está enterrado, algo sorprendente, habida cuenta de la devastación y profanación de sus soldados en la catedral de Burgos, la tumba de El Cid en San Pedro de Cardeña o en el Monasterio de Alcántara, entre otros muchos lugares religiosos.
Fresco en Notre Dame |
La primera vez que visité Notre Dame debió de ser hace unos cinco años. Había estado ya antes en la ciudad pero nunca como turista, sino como un viajero de paso.
Esa vez me acerqué a su puerta principal, donde una patrulla de tres soldados armados me inquietó.
Lo primero que me llamó la atención fueron sus enormes torres chatas, acostumbrado como estaba a las agujas de León y Burgos, las únicas realmente comparables en España.
Y en su interior, las estatuas de Juana de Arco y Santa Teresa de Jesús.
Mausoleo del Conde Claude-Henry d'Harcourt de Jean-Baptiste Pigalle |
Y también un impresionante grupo escultórico con la muerte sobre la cabeza de un moribundo. Se trata del Mausoleo del Conde de Claude-Henry d'Harcourt (+1769) y realizado por Jean-Baptiste Pigalle en 1776. Se encuentra en la Capilla de San Guillaume.
Después me tomé un café au lait en la cafetería de al lado, y recuerdo que me costó como 5€, lo cual no sé si incluía también la entrada a la catedral que no me cobraron.
Después me tomé un café au lait en la cafetería de al lado, y recuerdo que me costó como 5€, lo cual no sé si incluía también la entrada a la catedral que no me cobraron.
Aquella visita fue breve, así que esta vez me la tomé con más calma.
Segunda visita
Notre Dame en mi segunda visita lucía con menos intensidad, pero con más sentimiento, al fin y al cabo es la madre de la catedrales góticas de Castilla y de León.
A la entrada de la iglesia tienes que mostrar el bolso a los de seguridad por si algún loco islamista decide ayudar a los cristianos a elevarse antes de tiempo.
Velas votivas en Notre Dame |
Allí dentro seguían Juana de Arco y Santa Teresa a la derecha, de blanco inmaculado, las luminarias danzantes y los impresionantes grupos escultóricos de las capillas, a las que casi superan en volumen, y que necesitan que les pasen un plumero con urgencia …
También había un excelente belén mecánico con paisanos de la Provenza, una explicación en paneles de la construcción de esta catedral pionera y una grata sorpresa: la corona de espinas que llevó Jesús.
Desapercibida, la reliquia se presenta como un extraño objeto en el que no repara nadie, humilde y semioculto entre tanta magnificencia. Y no es el único vero objeto de toda la catedral, porque también existe un trozo del Lignum Crucis y un clavo de la Cruz.
Corona de Espinas de Jesús |
Los ortodoxos acusan a la Iglesia de Roma de haberla robado y de haber profanado el santo lugar que la albergaba.
La mayoría de las preciosas reliquias traídas por el rey Luis se perdieron durante los saqueos e incendios de iglesias en la Revolución Francesa, en una muestra clara de que Francia también sufrió talibanadas como las de Palmira.
Las capillas de Notre Dame
Una característica de la catedral de París es la profusión de conjuntos escultóricos monumentales en sus capillas. Entre ellos destaca por su tamaño el que se encuentra en la capilla Saint-Marcel. Fue realizado por Louis-Pierre Deseine al cardenal Belloy en 1818 por orden de Napoleón.
Capilla Saint-Marcel, con el monumento al Cardenal Belloy, obra de Louis-Pierre Deseine |
Todos los vanos de Notre Dame tenían vidrieras magníficas desde la Edad Media, pero fueron destruidas en el siglo XVIII, excepto tres grandes rosetones, de excepcional calidad.
En el siglo XIX, el polémico goticista Eugène Viollet-le-Duc y sus colaboradores crearon nuevas vidrieras en el estilo medieval para las capillas laterales y las de la girola.
En 1960 el vidriero Jacques Le Chevallier hizo para las ventanas altas de la nave y para los vanos de las tribunas unas vidrieras no figurativas en los tonos de los tres rosetones originales de la Edad Media.
Estos tres rosetones son el del Oeste (1220), sobre el órgano mayor que lo oculta a medias, y los dos rosetones simétricos de las naves Norte (1250) y Sur (1270) del crucero que, según la tradición, fueron sufragados por San Luis. Los tres son en gran parte originales, a pesar de las imprescindibles restauraciones y limpieza.
Estos tres rosetones son el del Oeste (1220), sobre el órgano mayor que lo oculta a medias, y los dos rosetones simétricos de las naves Norte (1250) y Sur (1270) del crucero que, según la tradición, fueron sufragados por San Luis. Los tres son en gran parte originales, a pesar de las imprescindibles restauraciones y limpieza.
Las obras de arte de la Catedral de Notre Dame
Notas
*Hoy disfrutaríamos de una portada gótica y de los retablos si no hubieran sido destruidos durante la invasión napoleónica de 1808.
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