Manejo varias cuentas y soy habitualmente muy cuidadoso y respetuoso en mis comunicaciones.
Digo esto primero porque la red del pajarito cabrón de Twitter España me bloqueó una cuenta por “incumplir la política de Twitter” cuando ni siquiera había tuiteado esos días y el contenido de esa cuenta es estrictamente cultural, a no ser que Twitter considere que la cultura es subversiva y sepa que tuiteo mis opiniones en otra cuenta desde el mismo ordenador. O realmente lo que quiere es imponer su "cultura" que no es otra que la del Pensamiento Único totalitario al que está abonada junto con la mayor parte de las redes sociales estadounidenses.
Y actualmente me tiene bloqueado de nuevo otra cuenta porque Twitter quiere mi número de teléfono (para tenerme localizado, controlado y posiblemente denunciarme) por un comentario que hice sobre una noticia respondiendo a la perriodista Susanna Griso sobre el asalto a las fronteras españolas desde Marruecos; sí, esa tipa a sueldo que se reía de la población confinada y asustada por el coronavirus en marzo de 2020, una agitadora al servicio de intereses ocultos (para los ingenuos) y de su propia cuenta corriente, henchida del ego que le da ser una pringada ejerciendo de papagayo en la tele.
Javier Pagán es el nuevo director general para España y Portugal y no parecen haber cambiado las cosas. Sirva de muestra de estos bloqueos continuos por motivos ideológicos y políticos la campaña iniciada por el usuario Rubén Pulido contra la censura en Twitter:
https://twitter.com/i/status/1475261990524583936
https://www.gofundme.com/f/demanda-contra-la-censura-en-twitter
Cada cuál que opine sobre lo que ocurre y tome sus decisiones.
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