PhONe kILLeR
Confieso que soy un maltratador de móviles. Comencé por accidente: vestido de traje en un retrete de la empresa, me giré hacia el lavabo y mi Motorola ultracojonudo de dos cámaras salió disparado, tocó tabla y encesté en la taza. Afortunadamente ya había tirado de la cadena. Lo rescaté y estuvo en un bote con arroz una buena temporada. No resucitó.
Caso 2
A un Samsung de tapa lo tuneé en los chinos y me quedó espectacular. Estaba con Orange de tarjeta y se me acababa el saldo enseguida: pagaba y no me comunicaba. Perdí una oportunidad con una pava pechugona que me gustaba, así que le retorcí el pescuezo. Hoy, ambas partes reposan en un cementerio de móviles con todas mis víctimas.
Pero lo más cruel fue recibir una llamada de intimidación de mi exmujer en mi Sony Ericsson nuevo y molón. Me cabreé y lancé el móvil contra el salpicadero, rompiendo la pantalla digital del coche. Estaba en un garaje y de desesperación me dejé ir para atrás... me fostié con una columna y le preparé un bollo de la hojtia. Me puse como loco y lo trituré con las tenazas de mis manos meseteñas mientras me apartaba la puta corbata. Sólo jodí la tapa trasera pero pensé que me lo había cargado. Resucitó en forma de llamada, así que lo cogí y con todas mis fuerzas lo golpeé varias veces contra el suelo del coche como si fuera a escardar patatas. El muy joputa dejó de respirar.
Caso 4
Mi querido Nokia Express me dejó una noche abandonado en el metro. Se escapó de mi bolsillo mientras yo estaba sentado, esperando ser adoptado por alguien más cariñoso. Se fue con todos mis amigos, las tías que me gustaban, mis proyectos, grabaciones y fotos. Ahora vive en casa de alguien y sufro por ello. Por la noche oigo a veces llamadas fantasmas que me incomodan.
Hoy convivo con un HTC negro que está cuadrao, al que exprimo tanto como a mi cerebro. Lo mimo, le limpio la pantalla, le acaricio las esquinas ... pero él sabe que tiene que serme fiel ... si no quiere acabar como los otros.
Notas
Los nombres utilizados en esta narración no son ficticios, aunque se han omitido los apellidos por respeto a sus familiares. Excepto en el caso del Nokia, por haberse escabullido y para que se sepa.
Actualmente estoy sometido a un programa de rehabilitación con autoterapia descontracturante, para convivir sin conflicto con las nuevas tecnologías, y mis aparatos me adoran. Por si acaso, no me he vuelto a casar.