lunes, 28 de diciembre de 2015

Grasa de illipe en la alimentación humana

Semilla de illipe, fuente: Internet
Las Navidades son una estación propicia para la eclosión de golfos y ladrones. Pensemos, si no, en un paseo por Sol con nuestro iPhone nuevo en la mano, ese que acabamos de financiar durante 2 años, con un pago inicial que valdría para comprar la cesta de Navidad de toda una familia media, con jamón incluido.

Pero el peligro también acecha dentro de la misma cesta de Navidad. Los empresarios más desaprensivos y sinvergüenzas hacen su diciembre mientras babean contando monedas. 

Hoy traigo a colación el asunto de las grasas vegetales en los dulces navideños.


Investigación casera sobre un malestar estomacal

Durante la cena de Navidad de este año decidí que no cometería los excesos de los años pasados. Así que elegí -y no pagué- un par de vinos buenos de la tierra (Valtravieso 2010 serie numerada y un blanco Marqués de Riscal de aceptable paladar), para maridar (término chorras) con un breve cocktail de marisco y aguacate, codornices rellenas de foie y reineta, y salmón (el alimento más tóxico del mundo), con rodaballo y setas de cardo.

No puedo decir que esos ingredientes formen parte habitual de mi cesta de la compra, pero sí que conozco sus efectos. El caso es que parece que algo me sentó mal, bastante mal, aunque sin llegar al extremo evacuatorio.

Busqué mentalmente en los ingredientes citados ... y no hallé nada sospechoso. Porque allí no estaba la causa, sino en la bandeja de dulces, hoy me he percatado.


El Lobo, qué indigestión
El alimento sospechoso

Picoteando hoy en la despensa volví a echar mano de unas “trufas clásicas” de la marca El Lobo recién compradas en El Corte Inglés y volví a sentir la misma pesadez de estómago. ¿Pero de qué estaban hechas?

Para empezar, no llevan trufa, sino cacao desgrasado, al que le añaden grasas que se funden a mayor temperatura para que no se te pringuen las manos al cogerlas. Esto ya es un principio de estafa: te venden trufa sin trufa.

Lo de “clásicas” debe de ser el adjetivo para disimular la mentira primera, pues lo clásico o “de siempre” tiene que ver con los ingredientes, y cuando miro (mientras tengo un ataque de gases estomacales y acidez varia) veo que tiene en su composición “tradicionales” grasas de palma, coco e illipe, siendo las dos primeras por separado sinónimos de grasaza perniciosa, juntas: alianza de venenos, y con el concurso de la tercera: bomba de mierda. Y desde luego ninguna crece en los bosques de España.

Coprolito de reptil
La forma misma de esa “trufa” se asemeja enormemente a una ñorda fosilizada, que quizá fuera menos indigesta que este producto etiquetado como “hecho en España”, y en Jijona, nada menos. 

Los alimentos envasados en España tienen una gran calidad en su conjunto, pero existen una serie de chorizos con corbata de empresario que pretenden joder el prestigio ganado a pulso y con esfuerzo de otros muchos empresarios de la alimentación.

Humm, realmente apetitosas ...
Conocemos los peligros de las grasas de palma y coco, muy poco saludables, añadidas sólo porque son más baratas. Sabemos que se talan bosques en Indonesia para plantar palmeras de aceite de palma, pero no sabía que una empresa española añadía illipe -una grasa barata para hacer cosméticos y extraída con disolventes- a unos chocolates desagradables con forma de mierda.

Escribo esto mientras padezco un malestar estomacal que ya me dura 3 días, tanto para quienes no quieren ser engañados como para quienes comer aceites de baja calidad es un contrasentido.


El aceite de illipe

La manteca de illipe o sebo de Borneo es semejante en usos a la manteca de cacao. Se obtiene de la semilla del árbol Shorea stenoptera, un fruto no comestible por la presencia excesiva de saponinas. Es conocida como "falsa nuez de illipe". La mayor parte de esta grasa se obtiene de la India y tiene uso en la empresa de cosméticos. Parece ser que se ha utilizado durante cientos de años por la tribus dayak de Borneo para tratar afecciones de la piel.

Su uso en alimentación humana es una verdadera novedad para mí.


Grasas de palma, coco e illipe, todo de alta calidad


Grasas vegetales, enlaces















sábado, 19 de diciembre de 2015

Spoiler madrileño de El Despertar de la Fuerza

18/12/2015

A pesar de haber estado esperando más de un año por la nueva entrega de La Guerra de Galaxias, me pilló casi por sorpresa el estreno.

Me enteré demasiado tarde de la enorme sala láser del Kinépolis de Pozuelo, y cuando quise reservar, sólo quedaban butacas sueltas o rompecuellos en la primera fila.

La web de la Guía del Ocio a través de mi Windows Phone no mostraba más que las sesiones de madrugada del 17 al 18, y no había manera de acceder a otras sesiones. Al final, durante la mañana del jueves entré en la web de los cines La Vaguada y compré las entradas con total comodidad para la sesión de las 17:15 ¡y sólo se me habían adelantado un puñado de ansiosos!


La Guerra de las Galaxias que no es tal

Desde 1977 a 1997 Star Wars se llamó en España “La Guerra de las Galaxias”, aunque toda la trama ocurre en una sola galaxia. El nombre debería haberse traducido como “Guerras Estelares”, aunque desde 1997 en España se ha adoptado el nombre original de Star Wars, habida cuenta del mayor conocimiento del inglés de los nuevos frikis y del mercadeo o merchandising asociado, más cómodo en su brevedad de título para el diseño publicitario y ya suficientemente conocido por el público en general.

He visto la película doblada al español y el cartel en escorzo de la presentación ya parece que es arrastrado sobre una cinta de cartón. ¡Vaya!

El desfigurado Rey Balduino en El Reino de los Cielos,
mucho que ver con Kylo Ren.
Sí, pero la primera escena es impresionante. Si en toda película del espacio que se precie, lo primero es mostrar el paso de una nave por la pantalla, aquí lo hacen también, sí, pero es un crucero estelar pasando sobre un planeta hasta ensombrecerlo, mientras por debajo de él salen naves del Imperio en misión de combate.

La película se me hizo larga, incluso me dormí en dos ocasiones, no sé si a causa de lo aburrido de algunas escenas o del cansancio acumulado después de 8 días de trabajo que llevaba sin descansar.


El planeta de los simios (2001)
Guiños y copieteos

No quiero contar toda la película, a pesar de que en casa me acusan de reventar todas las que vemos y de haber perdido algunos amiguetes por ello. Pero sí diré que no me impresionó en absoluto, con concesiones a los ancianos, material repetido y algún que otro guiño, como la vista posterior de una enorme tobera propulsora de un crucero estelar accidentado en las arenas del planeta Jakku, que tanto recuerda a una escena del Planeta de los Simios de Tim Burton (2001).

El Halcón Milenario es mi nave espacial favorita, una especie de Ferrari de los 70, que pese a lo cochambroso de su estado de abandono, funciona a la primera con su espectacular motor de propulsión desconocida, cargado a tope de combustible, a pesar de llevar años bajo una lona en pleno desierto de arena abrasiva.

Un desaprensivo le ha instalado un compresor para el arranque, aunque el tiempo no ha afectado a su extraordinario diseño. Los cazas TIE vuelan espectaculares, mucho mejor que en cualquier otra película anterior, y los cazas estelares T-65 ala X también, pero ambos siguen pareciendo pequeñas aeronaves del tamaño de una lavadora grande y una pequeña Piper Sport, respectivamente. Siendo especialmente sangrante la cutre apertura de la cabina de los cazas X, sin renovar después de los 38 años terrestres transcurridos.

Lavadora del Imperio 
El papel de Harrison Ford como Han Solo, sólo lo puedo calificar de penosamente nostálgico, con un aspecto excesivamente deteriorado, como de alcohólico sin rehabilitar, anciano a más no poder y empeñado en usar el juguetito láser de Chewbacca con la ilusión de una novedad, a pesar de haber tenido tiempo como para haberlo probado antes.

Su pistola es la misma (al modo de la Walther PPK de Bond), y la cazadora … Leia se lo dice, pero no, ya no es la misma cazadora …dice que es nueva.

Marilyn Manson
La pobre Carrie Fisher está que se sale, pero por lo ineficaz, y no se la reconoce debajo de tanto maquillaje. Ambos, Solo y Leia, deberían haberse jubilado en Chandrila, esperando nietos de su hijo Kylo Ren, un tipejo que recuerda a Marilyn Manson en su rostro, pero cuyo atuendo es cutre hasta para asistir a una fiesta de Haloween de pueblo. ¿Pero es que al chico no le pagan sueldo para hacerse una capa sin agujeros y comprarse un casco sin desportillar? Su figura es enclenque y no asusta ni a las viejas. Nada que ver con Vader, del que se cree nieto, cuando no es más que su sobrino nieto.


La protagonista y los personajes principales

Rey es la heroína, muy del gusto feminista, una nueva Lara Croft, pero también con rasgos élficos, también criada en el desierto, como Luke, ¿qué parentesco entre estos personajes nos reserva la nueva entrega?

Con respecto a la coraza y los uniformes de los soldados imperiales, diré que su casco es más feo y calavérico, pero renovado, pero su tecnología es tan pobre como siempre: su máscara soporta el humo pero no el veneno (sin tecnología NBQ van de culo) y su “coraza” de plexiglás no resiste ni un tiro de pistola láser. Así no hay quien aguante un asalto.


No todo es crítica adversa

V.I.N.C.E.N.T.
Quien a estas alturas se haya percatado de que la película es un truño, se equivoca: las batallas aéreas y terrestres han mejorado mucho; el robot BB8 es insuperable, con un gran parecido al robot VINCENT de El Abismo Negro (1979) y tan emotivo como Wall-e (2008); Daisy Ridley como Rey luce impresionante, con un cuasi gracioso Finn (John Boyega) que está casi igual de bien.

Ambos actores son lo mejor de la película, muy por encima incluso de algunos efectos especiales. La escena de Finn, el soldado imperial desertor, luchando con lo que se supone un oficial de las tropas de asalto que lo reconoce, es "memorable", y recuerda a la escena de Íñigo Montoya contra el pirata Roberts en La Princesa Prometida, rodeados de ruinas por todas partes.

Rey está excesivamente bella y tersa por todas partes, para la luz y el polvo del desierto, y es la más pulcra chatarrera del Universo, pero qué otra cosa podría esperarse … 

Después de que recortaran su aparición en The Inbetweeners 2 (Supercutres 2), se ha empeñado en rodearse de ellos.

La película tiene grandes aciertos, pero no es una de las mejores, sino diría incluso que es la peor de las 7 proyectadas. Me recuerda tanto a la primera (IV) que no me resisto a decirlo: es un refrito o remake, para que no suene tan cruel. Sólo los que somos incondicionales de la saga lo perdonaremos, y ya estamos esperando la VIII.



Notas


El Northrop F5 es contemporáneo en España de la Guerra de las Galaxias (1977) y el Eurofighter lo es de El despertar de la Fuerza (2015). Entre ambos hay un enorme salto tecnológico. Sin embargo, los cazas X de la película aparecen inmutados, después de 38 años. La Ciencia se atascó por alguna galáctica razón.


Piper Sport


Northrop F5, años 70

Eurofighter, año 2015









martes, 8 de diciembre de 2015

Hip, hip, HIPSTER

Aviator: No, it's not sunnyBowtie: it's a giftPolaroid is my camera, because my phone's camera is too high quality.I'm a fan of the pants and the positions of yoga.Whiskey: the cheaper, the better. I prefere English indie-pop from England town.It just sounds better on vinyl.Neutral colors go with everything.Food product grown chemically free, except some chemicals. I got these shorts for free. Older is always better.


Capullo que va de hipster
Ser hipster o no ser hipster

Me topé accidentalmente con el concepto hipster cuando una amiga de Estonia me lo llamó, viendo unas fotos mías mientras posaba con un famoso diseñador gráfico de Finlandia al que posteriormente hice una entrevista en un bar de fumadores.

Hace de ello no muchos años, pero no le di importancia, porque no sabía ni lo que significaba.

Etiqueta de garantía
Andando los meses, el concepto hipster me estrechaba y ya me lo decían hasta por las gafas. También me encontré con numerosos blogueros gilipollas en eventos de moda, en los cuáles hacían alarde de ello, así que intuí que debía de ser algo muy guay.

También en las revistas de moda salía un prototipo, a medio camino entre montañés y esquizofrénico, con una barba llena de liendres y camisa de leñador. Pero no me parecía.

Hipster americano macizo con bici
Debías usar bici retro  -tengo una trail, no sé si vale- llevar un gorro de lana verde en verano y pasar de todo, o hacer como que pasas, pero debes estar interesado en todo lo raro e inusual -excepto los platillos volantes- Humm, por ahí vamos bien …

Un poco de música de grupos muy exclusivos de países europeos raros, leer libros raritos de cultura urbana o de escritores malditos, apuntarte a un evento zombie, comer comida orgánica, zumos de frutas desconocidas, pan de quinoa y que te vaya el rollo de la relajación oriental, pero en secreto, en fin, todo muy cool, además de parecer pobre y descuidado, pero con una cuenta saneada que te permita estar rebosante de gilipolleces.


No necesariamente
Yo no sé qué soy

Lo cierto es que durante unos años me sentí algo hipster y algo guay también, aunque como nunca he conocido la exactitud del término, no he sabido si lo he sido realmente alguna vez y no he podido disfrutar en plenitud mi condición de tribu urbana.

Para más inri, otras amigas mías decían que no lo era en absoluto, pero ellas están menos enteradas del tema que yo del precio del pan en Hong Kong.

He hecho denodados esfuerzos por estar a la altura, así que aquí os dejos unos cuantos artículos, que os sirvan de pequeña guía a los que queréis ser hipsters.

Los hipsters según los medios: Kotze*
Espero que lo consigáis. Y si no es así, no os preocupéis, ser hipster no depende de uno mismo, sino de lo que os consideren otros, destacando por lo insoportablemente fatuos, desdeñosos y tontosdelculo que seáis.

Y no os castiguéis, a todo ello tenéis derecho. Porque hay tribus urbanas infinitamente más perniciosas para uno mismo y para los demás. Porque lo vuestro –lo nuestro- es sólo un pecadito de ego.

Y es que, además, hay mucho envidioso.


Nota
*El capitalismo tiene la rara habilidad de convertir los estilos individuales y de pequeños colectivos en tendencias de moda para hacerlos extensivos a un grupo grande de la población y que pague por ello, y acabar destruyendo su originalidad hasta llegar a hacerla vomitiva.


Para no saber más


Enlaces no recomendados













domingo, 6 de diciembre de 2015

Los cazadores recolectores de la Dehesa de la Villa

Dehesa de la Villa, nov. 2015
Dehesa de la Villa
15 de noviembre de 2015

La Dehesa de la Villa es un parque periurbano de un gran valor paisajístico e histórico. No tiene la belleza del Parque del Oeste o de El Capricho, pero es uno de mis 3 parques favoritos de Madrid.

En él he podido recorrer sus colinas en bici de montaña, correr en su circuito, hacer observaciones de aves, jugar con la pelota, ver insectos y plantas, … También he recolectado algunas almendras e higos chumbos, he plantado pinos en sentido lato y hasta paseado de la mano con queridos bípedos implumes.

Es para mí, el parque total, y tal vez si no fuera por los dueños de perros -que los dejan sueltos, te incordian por todas partes y lo siembran todo de excrementos- me animaría a hacer picnics y hasta echarme la siesta esperando que me despertase el sonido quebrado del caer de una piña.

Dehesa de la Villa, abril 2014
Es también un parque olvidado en mi blog, quizá por la cercanía, o que no lo veo nada excepcional; quizá por la prudencia, para que no acabe llenándose de adolescentes de todas las corralas haciendo botellón, familias españolas celebrando cumpleaños infantiles con colgajos y familias suramericanas haciendo romerías de papeo. Porque actualmente esto es así.

Los valores paisajísticos son los de unas suaves colinas pobladas de pinos piñoneros, entre Madrid y la Ciudad Universitaria, a escasos minutos de vuelo de urraca de la Casa de Campo y hasta del mismo El Pardo.

Si a lo lejos se ven la M-30 y las montañas que nos separan de la Meseta Norte, a lo cerca están el Faro de Moncloa, el Museo de América y hasta el chorro de la Casa de Campo cuando toca.

Podemos encontrar jara pringosa, almendros y chumberas, algunos eucaliptos y también algunos pies de olmo (Ulmus minor y pumila) y numerosos arbustos de jardinería.

Antenas, 2014
Es realmente un monte mediterráneo ajardinado. En él se ha visto la necesidad de plantar algunas encinas, cuyos vestigios naturales apenas son visibles, y se ha hecho cerca de la cúspide del parque, junto a las antenas de telefonía. Existe un centro de interpretación de la Naturaleza dando hacia la calle Francos Rodríguez, y la historia de este lugar pasa por ser una línea del frente de guerra durante nuestro entrañable conflicto civil.

Como no quiero extenderme más en los prolegómenos, porque lo importante es visitarlo y cuidarlo, dejaré un texto y las últimas fotos de un día soleado de noviembre. Las imágenes, que casi evocan más.


Recogiendo higos chumbos

Chumberas en Dehesa de la Villa, nov. 2015
Los chumbos que vemos en las modestas fruterías del barrio son verdes como ranas, pero éstos, a la solana más hermosa e inmisericorde, son morados como la túnica del Nazareno.

Espléndidos, jugosos, con tonos brillantes de remolacha cortada cuando están caídos, mostrando sus feridas a los paladares más hambrientos. Me acerqué a un viejecillo casi ajado a pedirle una bolsa para los chumbos.

Una que tenía sobre el banco no me la quiso dar porque era para su comida.

La basura y las bolsas, abundantes en ocasiones, no se prodigaban precisamente ese mediodía. No sé qué tienen que ver el viento, las norma de los súper de cobrártelas o el civismo de los madrileños y asimilados.

Resuelto como estaba a llevarme esos preciosos tesoros al hogar, me encaminé hacia la base de las telecomunicaciones del barrio: antenas todas de microondas, donde dos efebos cincuentones se torraban cuasi en pelotas.

Opuntia ficus-indica en la Dehesa de Villa
A mi pregunta extraña de si les sobraba una bolsa, el que parecía más invertido me dijo que sí, que tenía una justo para cuando yo viniera, pero como uno de mis adjetivos es el de “El Impávido”, entablé contacto con el otro, más sensible a la amabilidad. 

El intercambio de verbos se encauzó y el hostil antes, sacó una bonita y simple bolsa blanca que me extendió amablemente, no sin antes advertirme que no me chupara los dedos, si no quería llenarme la boca de espinillas.

No me pregunté entonces si la tenía para guardar sus calzoncillos sucios, pero gracias a esa bolsa cumpliría mi deseo.

Coger unos higos chumbos sin guantes de jardinero es complicado. Así que con una suerte de pinzas con dos palos nos hicimos un instrumental de precisión: 5 de cada 10 higos se perdían entre el mar de gruesos pinchos. Rotarlos sobre su eje con mucho tiento es todo un arte oriental.

Los pequeños pinchos de los chumbos son casi invisibles y muy dolorosos. No intentes quitarlos con los dientes o lo lamentarás. Las pinzas tampoco son de mucha ayuda, pero es lo más recomendable.

Higos chumbos morados
Ya en casa, para cortarlos hay que usar cuchillo y tenedor sobre un plato y pasar los higos pelados cuidadosamente a otro plato, evitando los molestísimos pinchos. Finalmente los comimos, deliciosos, pero tan llenos de semillas como perdigones que uno ya sabe qué responder cuando ve que no se comercializan.

Un bonito día al sol madrileño de noviembre.





jueves, 26 de noviembre de 2015

El Jardín Botánico de Madrid en noviembre

Jardín Botánico de Madrid en noviembre 2015
La primavera es lo que tiene: explosiones de colores porque está despertando la vida. Y en otoño lo contrario: la vida se aletarga.

Los colores del otoño, sin embargo, lucen magníficos en la sierra madrileña, donde los musgos y líquenes tapizan gruesos los suelos y los troncos. Donde las hojas de los abedules alfombran las sendas y las rocas, y en la que empiezan los acebos a marcar las esquinas del bosque con sus duras bayas rojas.

Otoño monótono en el Jardín
Las setas anaranjadas y marrones, blancas o rojizas, son parte de esa inconmensurable acción de vida de otoño, breve hasta que llegan los hielos. Los colores de la naturaleza del otoño español son los verdes, los amarillos, los ocres en sus hojas... los azules, rojos y naranjas en sus frutos, … 

Pero en un jardín botánico la conjunción de especies propias y foráneas puede dar lugar a una explosión de color inusitada, con cientos de especies que florecen y decaen con sus colores especiales.

No encontré, sin embargo, atisbo de emoción en mi visita al Jardín Botánico el domingo 22 de noviembre. La grafiosis de los grandes olmos, la ausencia de hojas rojas caducas, las poquísinas flores otoñales, la ausencia absoluta de setas, musgos y líquenes, lo desangelado de todo el jardín, … como de abandono.

Acer palmatum
Lamento decir que fue una pobre visita a un pequeño jardín, que si vale para algo es para tener muy a mano un compacto conjunto de plantas con carácter educativo para estudiantes de Botánica, pero que no invita a perderse en otoño por sus pasillos rectilíneos.

¿Dónde están los grandes arces reales con sus hojas púrpura, dónde los álamos negros, en qué parterre las bayas del otoño? Madroños, acebos, mirtos fructificados, y poco más.

Un raquítico Acer palmatum nos habla de que a alguien ya se le ocurrió dar algo de color al jardín en otoño, pero es muy insuficiente.

Osteospermum ecklonis invadiendo otra zona
La Osteospermun ecklonis púrpura es otra de las excepciones de color en este ceniciento jardín anticuado, pero tapada de las heladas por una lámina de plástico que aletea al viento y perjudica sus pétalos.

La jardinería inglesa y japonesa de otoño nos hablan de cómo combinar las especies para que luzcan atractivas al visitante no especializado, pues la afición llega antes por lo atractivo a la vista que por lo académicamente árido.

Plaza de Linneo, con su busto en la columna
Si queremos que la gente se entusiasme con la Jardinería y la Botánica,  si deseamos que amen las plantas para poder respetarlas, deberemos hacer bellos nuestros jardines, para que los niños urbanos estén deseosos de acudir, de perderse en sus sendas.



Urge un gran jardín botánico en Madrid, con un gran invernadero para plantas tropicales. Tenemos el Palacio de Cristal de El Retiro, ¿qué mejor que recuperarlo para su uso original, albergando flora tropical? Hoy está dedicado a exposiciones de escaso interés del Centro de Arte Reina Sofía.

Rama del Ulmus minor Pantalones
El Retiro es un parque grande con algunas zonas bellas, pero otras no son más que áreas de sombra llenas de plátanos, magnolios, abetos y pinos laricios abigarrados. Podría remodelarse para ofrecer una magnífica ampliación del Botánico actual.

Otras zonas posibles susceptibles de transformarse en jardines botánicos complementarios son el parque de Agustín Rodríguez Sahagún, Quinta de los Molinos y Dehesa de la Villa, en estas dos últimas respetando sus características originales.


Bonsai de Acer palmatum


Jardín inglés

Jardín japonés


Enlaces