Máquina de vending en el Metro de Madrid |
El sabor es extraño, porque no parece comida, y el tacto es tan pegajoso que es imposible despegar los dos trozos de lo que se supone que es un sándwich, porque es puro engrudo para empapelar.
El resultado es una mierda blanquecina y rancia que se pega a los dientes y al intestino, que te impide sonreír porque no piensen que eres un guarro o un lerdo, que cuesta tragar y costará expulsar del colon, si no es con una rasqueta o un enema de agua caliente con KH-7.
Los antecedentes
Apenas cené ayer, y hoy desayuné unos fartons rellenos de aire, por lo que tenía bastante hambre.
Así que miré en la máquina de la cafetería … y me gasté 1,35 € en un sándwich Delikia, que en un súper me valdría para comprar un sobre con cuatro lonchas de queso castellano y un bollo de pan.
Experiencia con Delikia |
Finalmente he tenido que tirarlo, asqueado, porque no es comida. Tal vez Delikia no es una empresa de comida, sino de escaparatismo y han decidido poner precio de venta a un incomestible, que si llega a ser de yeso sería más honesto que esa bazofia.
La comida basura en nuestras ajetreadas vidas diarias
Empezamos a estar de acuerdo en que la Coca-Cola, que está riquísima, es un veneno para el cuerpo a medio y largo plazo incluso para las personas sanas, pero también es una bomba de calorías y cafeína para los tendentes a la obesidad y la hipertensión.
Desde que se inició el consumo del tabaco en Europa, en el XVI, tardamos unos pocos años en reconocer que era perjudicial, pero se sigue fumando desde entonces y cuesta milones de euros al estado en tratamientos contra el cáncer de pulmón y laringe.
Lata de Coca-Cola Fuente: Inernet |
La gran cantidad de azúcar contenido en la Coca-Cola aumenta el riesgo de padecer cáncer de intestino delgado, colon, mama y ovario porque aumenta la actividad de la proteína b-catenina, y también produce obesidad y diabetes tipo 2.
Una lata de Coca Cola de 33 cl. contiene 37 gramos de azúcar, equivalente a 7,4 cucharillas de azúcar, o 9,25 terrones, lo cual cubre del 106% al 148% de las necesidades para todo el día de un adulto.
Es decir, que una lata diaria ya supera el consumo saludable de azúcar de un adulto.
Si un niño se toma una lata, consume ya del 185% al 247% de la cantidad máxima de azúcar recomendable en todo un día.
Y qué decir, por ejemplo, de las hamburguesas de McDonald’s, parte fundamental de la comida basura, que pueden provocar disfunción sexual y daños en el hígado, aparte de obesidad si se consumen diariamente, según el experimento personal de Morgan Spurlock.
El tabaco, la Coca Cola y las hamburguesas de McDonald’s y otras, son tres pilares básicos del pernicioso estilo de vida occidental que a mucha parte de la población española les gusta consumir.
Pero existe otro peligro mayor, más al alcance de la mano, y son los programas de condicionamiento operante, mediante los cuáles quien introduce una moneda en una máquina obtiene un refuerzo inmediato.
Me refiero a la comida basura distribuida por las máquinas expendedoras, las llamadas vending, un catafalco repleto de minas contra la salud: zumos industriales azucarados, bebidas azucaradas gaseosas y de cola, aperitivos salados y fritos con grasas de coco y palma, emparedados insalubres repletos de conservantes … y disponibles las 24 horas del día mediante un sistema heredado de las máquinas de tabaco, que hace que una y otra vez nos tiente a obtener un refuerzo.
El uso del insano pan blanco utilizado mayoritariamente –demasiado salado y nutricionalmente deficiente-, el empleo de fiambres de carne y de embutidos grasientos no sólo ensucian el colon y son potencialmente cancerígenos, sino que habitualmente saben mal.
Un ejemplo paradigmático de esto son los asquerosos sándwiches de Delikia, los únicos disponibles en las máquinas expendedoras de mi empresa, que no cuenta con la opinión de sus empleados para buscar alternativas y ni siquiera ofrece fruta.
La hipertensión y la obesidad son enfermedades crónicas cuyos pacientes se ven muy perjudicados por la disponibilidad a todas horas de comida malsana en el vending.
A los altos contenidos en sal y grasas de sus alimentos (contraindicados en la hipertensión y la obesidad), se unen los azúcares, la cafeína, los colorantes y los conservantes, que hacen que estas máquinas no sean más que bonitos y tentadores armarios repletos de mierda que mata.
Mi primer contacto con el consumo habitual en estas máquinas fue en las instalaciones de IBM en Tres Cantos. A los dos meses de consumir parte de mi alimento diario en esas máquinas y haciendo deporte una vez por semana, había llegado a engordar casi 10 kilos, lo que representó un apoyo a la experiencia de Spurlock, que conocí muchos años más tarde.
El Estado* debe legislar para prohibir la importación, fabricación, distribución, venta y publicidad de bebidas azucaradas que superen los niveles saludables, y también hacerlo más estrictamente sobre el uso de la sal, las grasas, conservantes y colorantes.
Y las empresas deben tomar nota para incluir en las máquinas comida y bebidas cardiosaludables y que no favorezcan la obesidad y el cáncer.
En realidad estamos comiendo veneno, según Marie-Monique Robin, que afirma que "El cáncer, la infertilidad y la diabetes son por la comida".
Si los empresarios, el Estado y los ciudadanos colaboran, podremos tener comida más saludable en las máquinas expendedoras, reduciremos el gasto en tratar enfermedades y mejoraremos la calidad de vida de las personas.
El afán de enriquecimiento de los empresarios debe ser regulado por el estado y los consumidores, para que también los empresarios y sus hijos –que son consumidores- se beneficien, pero no a costa de la salud de todos.
Seguro que ya se les ocurrirá algo para hacer rentable la comida de calidad y, si no, que se dediquen a otra cosa, porque deberán pagar con las multas y el cierre de sus empresas.
Amancio Ortega, el presidente de Zara, ha donado hace poco 46’5 millones de euros a la sanidad madrileña en equipos para la lucha contra el cáncer. Es una espléndida y muy loable donación, pero muy costosa. ¿Qué tal si las instalaciones de Zara empiezan por sus empleados y rellenan de alimentos saludables su máquinas de vending?
Apéndice
Cuántos terrones de azúcar hay en una Coca Cola Fuente: Vitonica |
Por ejemplo, te sorprenderá saber que una pizza lleva cerca de cuatro terrones y medio de azúcar. Una botella de Coca-Cola de dos litros son unos catorce y medio terrones. Un bote de tomate frito, por ejemplo, son cuatro terrones de azúcar.
Las bebidas energéticas, como Monster, tampoco se libran y cuenta con más de quince terrones de azúcar. La clásica Nocilla tendría dentro seis terrones de azúcar. Todos muy por encima de los límites recomendables de azúcar, porque a veces tomamos varios de estos alimentos casi cada día.
Enlaces
*Pizza, perritos, kebabs... Qué falta en el plan de mejora de los alimentos de Sanidad
Cuántos terrones de azúcar comes con una pizza
Explota una máquina de vending en Tarragona
Actualización 05/0/2018
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