Introducción
El paisaje de la provincia de Madrid en 2014 poco se parece
al de hace 70 años. La ausencia de grandes superficies de agua y bosques nos
ofrecía un paisaje semiárido con bellos bosques galería como reductos botánicos
y faunísticos. Hoy, en cambio, los grandes embalses construidos como el de San
Juan (1955) sobre el Alberche y El Atazar (1972) sobre el Lozoya, y los bosques
repoblados en las sierras, han cambiado muchos microclimas de manera muy
notable, han dulcificado el paisaje y reducido el carácter extremo de las
temperaturas regionales.
La densidad de población tampoco es la misma y ésta está muy
necesitada de espacio de ocio cercano.
Hoy la sierra de Guadarrama y sus cursos de agua como el Lozoya y el
Manzanares sufren grandes presiones humanas, sin embargo el embalse de El
Atazar está infrautilizado.
Presa de El Atazar. Al fondo, el pueblo. |
El mar de Madrid
El embalse de El Atazar se encuentra situado en el entorno de la
llamada Sierra Pobre de Madrid. La construcción del embalse destruyó valiosos
enclaves faunísticos, botánicos y paisajísticos del río Lozoya, y ha creado
otros nuevos con especies alóctonas y perniciosas.
También aisló poblaciones, hoy casi incomunicadas entre sí,
con largas distancias por carretera entre ellas. Fue el caso de la carretera
entre Cervera de Buitrago y El Atazar, sepultada bajo las aguas.
Recuerdo las paellas y las piraguas de hace pocos años en
Cervera de Buitrago, aprovechando una aceptable instalación náutica, quizá la
mejor de Madrid. Hacia allí íbamos, pero una deficiente información en Internet
nos encaminó hacia el pueblo de El Atazar, el mismísimo fin del mundo en
Madrid, con una carretera de punto final.
Iglesia de Santa Catalina (S. XVII) |
Llegar a El Atazar
Si vas por carretera hasta el pueblo de El Atazar, procura
que haga buen tiempo, pues el camino es sinuoso y la lluvia y la niebla pueden
dificultar mucho la excursión. Se llega desde Madrid tomando la A-1, hasta Torrelaguna y después de pasar Patones de Abajo.
Podrás admirar una bella panorámica de la presa desde un par
de miradores junto a la carretera. El día de esta visita el embalse estaba casi
lleno, al 90% según la información de los periódicos digitales,
ofreciendo el magnífico aspecto de un enorme y extraño lago.
El pueblo
Hay que pasar por encima de la presa para llegar hasta el
pueblo, en todo lo alto de un cerro. La entrada está cementada y una decoración
transversal de pizarras irregulares sobre el pavimento nos hace aminorar la
marcha. Una bonita iglesia, algunas casas con rosales y un entorno cuidado nos
animaron a explorar más allá.
El día era malo para navegar, así que nos conformamos quedándonos a comer en la
plaza unos buenos platos combinados.
Mylabris quadripunctata sobre Cynara spp. |
Junto a la iglesia hay un asador rústico cubierto de hiedra
con precios elevados, que ese día no nos pudo cobrar con tarjeta por fallos en
la conexión telefónica. Tampoco tenía pan.
En el bar-restaurante de al lado los precios son más
moderados y la carne también la hacen a la brasa. Elegimos una ensalada y un
combinado de huevos, patatas fritas caseras y lomo adobado. Con la ternera
fallamos, quizá poco hecha y algo dura.
Casa en El Atazar |
Se trata de un pueblo con pocos recursos económicos debido a
su pequeño tamaño y aislamiento, pero está cuidado y se nota el interés de sus
habitantes en ello. Paseamos hasta el cementerio, flanqueados por ciruelos fructificados, nogales, cerezos, ... sin embargo no todo sería así de idílico.
En el bar nos recomendaron ir a la zona del club náutico Juan Gil; allí empezó nuestra visión de pesadilla.
El club náutico Juan
Gil, un fantasma en El Atazar
El club náutico Juan Gil está a pocos kilómetros a la derecha de
la carretera hacia Madrid. Dejamos el coche a la entrada, junto a dos
contenedores de basura, y nos dispusimos a caminar.
A los pocos cientos de metros, entre pinos, lo primero que nos encontramos
fue un merendero invadido por la espesura de su propio jardín abandonado, con
especies de jardín asilvestradas, como unas chumberas. Había periódicos con
muchas ofertas de empleo de finales de los años noventa, una época ciertamente
boyante en la que quizá se construyó. Después seguimos bajando la carretera.
Ailanto y encina |
Por allí vimos grandes encinas dispersas, junto a una de las cuáles ya crecía un feo invasor vegetal: el conocido ailanto. Pero también encontramos un ejemplar solitario de chinche rayada (Graphosoma lineatum) junto a la cuneta.
Como llevábamos nuestra bolsa amarilla de desperdicios,
íbamos recogiendo algunas latas y botellas tiradas en la cuneta, pensando que
tampoco parecía un lugar muy frecuentado ni sucio.
Pero al finalizar el camino llegamos a un terraplén en medio
de la carretera, como para evitar entradas de vehículos. Unos metros más allá,
la verja de entrada era como en el desastre de Annual: patético, mísero y sobrecogedor.
Destrozos en el tejado |
Bellas construcciones de estilo rústico saqueadas, con las puertas arrancadas, los
colchones tirados por todas partes, cristales rotos, pintadas, … y cientos y
cientos de envases de cervezas y refrescos.
Las instalaciones mecánicas para el arrastre de barcos de
recreo estaban destrozadas como en un asalto de enloquecidos ignorantes. Barbacoas,
kiosko, asador, portacanoas, … todo aniquilado.
Una juventud vandálica y desnortada que no sabe ponerse de
acuerdo más que para beber, pero que no son capaces de hacerlo para mantener
limpio el lugar donde ponen sus culos, y simplemente vaguean esperando la paga
y la subvención de sus mayores.
El club náutico Juan Gil, en 2014 |
Son los mismos que gastan su poco dinero en
gasolina, coches y bebidas para destrozar unas caras instalaciones que no se merecen y a la vez piden empleo en
una sociedad en la que no tienen cabida por asociales. Y también son los mismos que se cargaron la cercana cueva del Reguerillo, donde llegaron a arrancar las pinturas rupestres y acumularon basura en su interior en señal de cómo ha evolucionado el Hombre.
Vandalismo juvenil |
Tampoco las instituciones hacen su trabajo. Por allí no vi
guardias civiles ni sus precintos, ni tampoco el ayuntamiento recoge la basura
generada, ni hay contenedores, ni nada de nada … Está todo literalmente
abandonado a su suerte, a la muy mala suerte.
La carencia de sensibilidad ecológica, social o tan siquiera
estética de unas personas que no son ogros ni extraterrestres, abruma por su
insolencia. Pero la incapacidad y el olvido institucionales asquean igualmente.
Valgan este texto y estas imágenes para ilustrar la desidia de las autoridades madrileñas y estatales en este asunto y la cerrilidad de los que viven por la zona o llegan desde lejos, y se cogen un coche para ir a beber y destrozar un bello paraje y unas instalaciones que se les hicieron para sacarlos de la pobreza a través del monocultivo del turismo.
Hoy su futuro es tan descorazonador como sus actitudes.
Valgan este texto y estas imágenes para ilustrar la desidia de las autoridades madrileñas y estatales en este asunto y la cerrilidad de los que viven por la zona o llegan desde lejos, y se cogen un coche para ir a beber y destrozar un bello paraje y unas instalaciones que se les hicieron para sacarlos de la pobreza a través del monocultivo del turismo.
Hoy su futuro es tan descorazonador como sus actitudes.
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Fauna y flora en El Atazar
El cardo borriquero |
Los cardos de los géneros Onopordum y Sylibum se parecen bastante al género Cynara. Así, el cardo borriquero o toba (Onopordum acanthium) es similar al cardo mariano (Sylibum marianum) y al alcaucil o alcachofa silvestre (Cynara cardunculus). El ejemplar de la foto de arriba creemos que pertenece al género Cynara.
Por otro lado, entre los insectos, el género Lachnaia tiene especies similares al género Mylabris. La especie que está alimentándose sobre la Cynara de la foto anterior creemos que se trata de Mylabris quadripunctata. La encontramos en una solana cercana al cementerio de El Atazar.
Hay varias especies similares al escarabajo meloideo (Mylabris quadripunctata), como son: Mylabris (Micabris) maculosopunctata, M. beauregardi, Lachnaia pubescens y L. tristigma.
Enlaces botánicos
Por otro lado, entre los insectos, el género Lachnaia tiene especies similares al género Mylabris. La especie que está alimentándose sobre la Cynara de la foto anterior creemos que se trata de Mylabris quadripunctata. La encontramos en una solana cercana al cementerio de El Atazar.
Hay varias especies similares al escarabajo meloideo (Mylabris quadripunctata), como son: Mylabris (Micabris) maculosopunctata, M. beauregardi, Lachnaia pubescens y L. tristigma.
Enlaces botánicos
Especie similar: Sylibum marianum
Imagen de cardo mariano (Sylibum marianum)
Coslada y COFARES contra la alcachofa silvestre
Enlaces entomológicos
La chinche rayada (Graphosoma lineatum)
El escarabajo meloideo (Mylabris quadripunctata)
Taxonomía y distribución de Mylabris maculosopunctata y M. beauregard
Crisomélidos de la Sierra de Guadarrama
Chrysomelidae. The Leaf Beetles of Europe and the Mediterranean Subregion
Ruta al club náutico Juan Gil desde El Atazar |
El Club Náutico Juan Gil
No he encontrado información precisa sobre la inauguración y funcionamiento del club náutico Juan Gil, pero en 1993 era aún un proyecto, en 2001 estaba todavía en funcionamiento y ya en 2011 se encontraba abandonado.
El baño y la navegación a motor están prohibidos en todo el embalse, no así la navegación a vela o a remo.
Urge un plan de recogida de basuras y de prohibición de acceso total a vehículos en el camino al club náutico.
Los pueblos del embalse en 1993, antes del plan de desarrollo
Rutas por el entorno de El Atazar
Senda Genaro, libro guía.
Senda Pisanchón y Quemao Viejo
Gestión del Plan de Dinamización de la Mancomunidad del Embalse del Atazar 2006-2009
Ecología en El Atazar
Basura en el pantano de El Atazar
Bañistas y visitantes vierten basuras en el Atazar
Otros enlaces
Un vertedero llamado La Pedriza