Del inglés, las tapas y los militares
Últimamente asisto al espejismo de estar en el mismísimo
Londres.
Paseo por el centro de Madrid y los carteles turísticos están
en inglés, como también los están los lemas de muchas tiendas de moda, los
artículos rebajados, cierta publicidad impresa, … como si para los comerciantes
locales, los españoles no existiéramos o no les interesaran nuestros euros.
Es muy cierto que el papanatismo* se ha instalado en Madrid,
desde sus regidores municipales, hasta sus comerciantes y hasta en muchos de
sus consumidores.
En la vorágine de esta moda española de rotular en cualquier idioma que no sea el
castellano está ahora Madrid, que como no tiene otra lengua vernácula que el
castellano –qué desgracia- se empeña en darse aires internacionales y de algo
más, cambiando sólo el lenguaje.
Zapatería en la calle Fuencarral |
Así, las rebajas ya no son tales, sino “sales”, que no sabe
ya uno si es del verbo salir o se refiere a las de baño. Y un local de paellas en
Malasaña es “valencian food”, tócate los granos …
Tapas gratis con dos vinos en una vinoteca de Madrid |
Las tapas, me miro yo en tu espejo y soy feliz ...
En la idiocia colectiva en la que estamos inmersos se da un
curioso fenómeno, y es la popularización de la palabra “tapa”, para referirse a
una pequeña porción de comida que acompaña a una bebida en un bar.
En Madrid, antes aparecía de manera esporádica en rótulos
pintados “tapas de cocina” para referirse a que no eran encurtidos lo que se
ofrecía como aperitivo, siendo ésta última palabra -aperitivo- como realmente se conoce
tradicionalmente a la tapa en Madrid.
Pídete una drink con tapa |
Pero de un tiempo a esta parte, los turistas extranjeros
descubrieron esos pequeños bocados en otras provincias y aprendieron a pedirlas
por todo el territorio. Todo el mundo quiere ahora “tapas”, tapas por aquí y
tapas por allá.
José Andrés, ese avispado cocinero español que triunfa en
Estados Unidos es uno de los culpables de la popularización de la palabra tapa
en el mundo.
Y en Madrid, con un criterio meramente económico y mimético, como
corresponde a una ciudad tradicionalmente difícil para ganarse la vida, los
hosteleros menos dogmáticos o iletrados han decidido que ahora todo sean tapas.
All you need is ... tapas |
El ir de tapas, una costumbre muy castrense
Es verdad que un aperitivo no es exactamente una tapa, como
tampoco lo es una ración, ni un pincho, … pero qué más da. Cada cual quiere su
tapa gratis con la bebida.
Si un aperitivo es un alimento pequeño que se toma antes de
la comida, una ración es un plato o cazuela de un solo producto y un pincho en
un aperitivo atravesado por un palillo, ¿qué es entonces una “tapa”?
Bien, pues todo eso y nada de eso a la vez, porque “tapa” parece
ser que es un andalucismo introducido en los diccionarios españoles en los recientes
años 30 y 50 del siglo XX.
Pero también otros aluden al mismísimo siglo XVI,
castellanizando el término francés étape (etapa) para hacer referencia al aprovisionamiento de los soldados en una marcha o traslado que durase más de un día, tal
vez herencia de los recorridos a través del Camino Español que unía Italia con
Flandes.
Todas las banderas son correctas, excepto una, ¿la adivinas? |
Es posible incluso que los soldados licenciados que querían
pasar a América lo hicieran de uso popular en Andalucía mientras esperaban embarcarse.
Esto y la necesidad de tomar pequeños bocados para matar el
hambre crónica de aquellos días, junto con la conveniencia de tomar algo de
comer con las bebidas alcohólicas, tal vez también una disposición militar,
acabó por arraigar la costumbre en Andalucía, pero también en otras provincias
con guarniciones militares permanentes.
Mientras duró la prestación del servicio militar obligatorio
en España, los soldados salían todas las tardes a los bares de las zonas
próximas a los cuarteles y bebían vino y cerveza en grandes cantidades.
Los más expertos aconsejaban a sus colegas comer algo para
no caerse en la formación cuando volviesen al cuartel. Esto tiene consistencia
con acudir a locales de alterne o de putas, también muy propio del estamento
militar.
Si es toilet, se mea mejor |
Gastarse dinero en las tabernas y otros locales de una
manera descontrolada sólo podían hacerlo los atolondrados o quienes
dispusiesen, como los soldados, de alojamiento y comida pagados. Es por eso,
que el salir de vinos y, en consecuencia, de tapeo, tiene visos de ser una
costumbre, como otras muchas, heredadas de los militares y su manera de
divertirse.
Y se me ocurre que hasta compartir los productos de la matanza del pueblo con los compañeros de armas mientras se tomaban unas jarras de vino en alguna taberna.
Pero no seamos simples. En Salamanca, por ejemplo, y en
otras ciudades universitarias, los estudiantes aprovechaban esas tabernas entre
estudio y estudio para llevarse algo al gaznate y combatir el tedio de los libros, como
también las utilizaban los arrieros y otros viajantes, y esto seguramente en
España … desde los tiempos de Roma.
Pero si nos remontamos a los tiempos de Viriato y de los
pastores lusitanos y celtibéricos … ¿no serían también las porciones de
queso y torta de bellota envueltos en un lienzo precursoras de la tapa?
Los bodegueros invitaban cada año con la vendimia a familiares y amigos a degustar los mostos en fermentación y los vinos del año anterior, acompañados siempre de algo de comer. Así que esa manera festiva y gastronómica de ocio no era ajena a los soldados, que, alejados de sus casas, encontraban consuelo en las tabernas que jalonaban los caminos.
Los bodegueros invitaban cada año con la vendimia a familiares y amigos a degustar los mostos en fermentación y los vinos del año anterior, acompañados siempre de algo de comer. Así que esa manera festiva y gastronómica de ocio no era ajena a los soldados, que, alejados de sus casas, encontraban consuelo en las tabernas que jalonaban los caminos.
Y es que en todas partes, históricamente, ha existido la “pequeña
cocina”, pero ningún país del mundo conocido desde siempre ha sido tan visitado
y frecuentado como el nuestro.
Por si no quedaba claro |
Actitud que consiste en admirar
algo o a alguien de manera excesiva, simple y poco crítica.
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