martes, 11 de octubre de 2016

Los árboles viejos frente a los pinos de repoblación

Tejo milenario de Barondillo, en Guadarrama
Fuente: Internet
Con la muerte de las personas ocurre diferente que con la muerte de los árboles: el que mata a un niño es el más execrable de los criminales, y algo parecido ocurre con los árboles longevos, al contrario que con el arboricida de pequeños plantones. Y esto tiene su lógica.

La majestuosidad de un árbol añoso, su vigor y la comunidad faunística, vegetal y fúngica asociada a sus ramas, hojas, raíces y corteza forman un ecosistema en sí mismo, que sobrevive incluso al árbol en sus huecos, en su materia inerte. 

Por eso es un crimen acabar con un gran ejemplar, máxime si los hombres además lo han dotado de significado cultural, mágico, e incluso viven de él.

El Roblón de la Pernía (Palencia)
Fuente: Internet
Los gigantescos roblones de nuestras sierras, las grandes encinas, los castaños y olmos enormes, los tejos viejísimos, los centenarios olivos y las sabinas eternas son patrimonio cultural de todos los españoles, porque estaban allí antes incluso de que sus dueños o sus abuelos pisaran esas tierras.

Los dueños de esas tierras que los talan y las administraciones que los destruyen en aras del "progreso" son criminales, porque un crimen es una acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien -o a algo vivo, añadiría yo- y es también una acción indebida o reprensible, aunque no sea un delito grave porque no lo quieren las autoridades.

A los criminales que matan árboles longevos, les diré que además de gentes sin escrúpulos son idiotas, porque aquel árbol que plantan joven en su lugar nunca lo verán crecer tanto como el que han talado, y arrebatan a los demás las sensaciones más místicas y sublimes que pueden tenerse con la mera contemplación de un ser vivo, testigo de los avatares del tiempo y de los hombres.

Olivera Grossa de Villajoyosa
Fuente: Internet
¿Para qué entrar más en el deterioro ecológico que supone, si su propia idiotez les ciega el entendimiento para comprenderlo?

Tampoco me parece defendible la tala de árboles, cualesquiera que sea su edad. He plantado decenas de árboles en los montes y llanos de Castilla y Extremadura, algunos de ellos en la culta ciudad de Valladolid, que lo es para tener facultades universitarias, pero zafia en mantener sus árboles y arbustos en los jardines, porque los sucesivos ayuntamientos me los han talado, siendo algunos de ellos de varios metros de altura.

Uno era un excelente ejemplar de 5 metros y 10 cm de diámetro de Ulmus minor, fuerte y vigoroso como no había otro en toda la desdichada capital, afectada por la grafiosis hasta en las meninges de sus jardineros-taladores.

Y también otros, como un recio y juvenil pino piñonero que molestaba al actual concejal de medio ambiente, muy de izquierdas para piarla, pero tan iletrado como los otros.

Mentecatos estúpidos esos jardineros y los alcaldes que lo permitieron, nombrando concejales paleolíticos.


Los árboles más viejos

Encina de Tres Patas, de Mendaza (Navarra)
Fuente: Internet
Poder determinar la edad de un árbol vivo es difícil y siempre tendemos a equivocarnos, porque las condiciones naturales dan crecimientos muy diferentes para las mismas especies y no siempre se puede usar la barrena pressler, un instrumento que es peligroso para el árbol.

España es pródiga en árboles añosísimos por la abundancia de montañas poco accesibles a las talas y por las características de varias de sus especies autóctonas: sabinas, tejos y encinas, y de especies que algunos consideran importadas en tiempos pretéritos, como los olmos, los castaños y los olivos.

Teniendo en cuenta ésto y que a todos nos encanta tirar por lo alto, incluyo una serie de enlaces de árboles muy viejos en España; algunos ya vivían antes de que los romanos pisaran España. Y todos mucho antes de que la caterva de necios que nos gobierna y se hincha los bolsillos con sus talas legales e incendios no perseguidos saliera de la caverna de la inopia.


Encina milenaria de Mota del Cuervo
Fuente: Internet
La Encina de Mota del Cuervo (Cuenca), posiblemente un ejemplar doble. Es considerada una de las encinas más grandes de Europa.

La Encina de Tres Patas de Mendaza (Navarra) posiblemente sea también un ejemplar doble. Se le calcula una edad de 1200 años.

Pero según otros, la encina más vieja de Europa está en Sant Joan de Labritja, Ibiza, y se le calcula unos 500 años de edad.


Recuerdo una gran encina en Salamanca a la que le habían estimado unos 800 años de edad, como su universidad, símbolo también del escudo de la ciudad. Se encontraba detrás de la Catedral y según leí en el periódico local de la época, unos pintores que estaban de reformas vertieron pintura en una alcantarilla al pie del árbol y murió envenenado.

Triste y sonrojante final para un ser vivo con el que no pudieron ni terremotos ni invasiones pero sí un cubo de pintura vertido por personas sin educación ecológica.

Afortunadamente la protección de esos viejísimos seres está cambiado, y hasta hay concursos para fomentar su conservación en Europa.

Los candidatos españoles a Árbol Europeo del Año 2016 fueron:

La Gran Carrasca de El Pedregal un impresionante ejemplar de trece metros de altura y 4,70 metros de perímetro, de al menos 400 años. Este árbol compitió con la Olma de Guadarrama (Madrid), la Matasequoia del Centro de Investigación Forestal de Lourizán (Pontevedra), el Tejo de Bermiego (Asturias), los Olmos del Parque de los Príncipes en Sax (Alicante), el Pino-roble de Canicosa (Burgos) y el Fresno El Abuelo de la Dehesa de Moralzarzal (Madrid).

El pino-roble de Canicosa nos representó en esta edición, quedando en un magnífico quinto puesto de quince candidatos europeos.


Enlaces









Flora autóctona frente a flora repoblada

Frente a la existencia de una gran variedad de especies arbóreas en España, la repoblación de los montes españoles se ha realizado en el siglo XX con algunas pocas especies de rápido crecimiento y de fácil aprovechamiento, en parte para combatir la erosión, pero también para generar un beneficio a corto plazo sin pensar en las necesidades ecológicas de los montes españoles.

Eucaliptos y pinos foráneos, otras coníferas españolas fuera de contexto y estirpes homogéneas han constituido durante décadas el castigo de nuestros reductos biológicos más valiosos. 

Con todo, evitar la erosión y favorecer un dosel protector a las frondosas para su recuperación se nos antoja al menos suficiente éxito, aunque tenemos mucho trabajo por delante para restaurar los montes españoles como pudieron estar antes de las grandes talas históricas por las administraciones y los particulares.



Mapa de distribución de Pinus pinaster en España y Sur de Europa
Fuente: www.euforgen.org
El pino negral, el rey de las repoblaciones

El Pinus pinaster o pino negral es la segunda* especie arbórea en extensión superficial en España, donde ocupa en masas monoespecíficas una superficie próxima a 1.060.000 ha, aunque está presente mezclada con otras especies en 620.000 ha adicionales.


Esa cifra total está constituida tanto por pinares naturales como por repoblaciones, ya que se trata de la especie con la que se ha reforestado una mayor superficie en España; desde 1940 hasta 1983 se estima la repoblación de unas 800.000 ha (Solís, 2003), parte de las cuales sin embargo se han perdido por incendios.

Se puede decir que es la única especie forestal presente, en mayor o menor medida, en todas las provincias españolas, exceptuando las islas. El centro de diseminación de Pinus pinaster parece situarse en la Serranía de Cuenca (Gil, 1991), desde donde se expandió siguiendo las líneas montañosas.

Su expansión, lo mismo que su extinción reciente en diversas áreas, parece estar muy unida a la actividad humana y, en concreto, a la frecuencia de incendios (Alcalde et al., 2004). Se considera que esta especie tienen un importante papel serial en la vegetación española, como fase previa a la instalación de frondosas, si bien en determinadas circunstancias puede tener un carácter climácico, sobre todo en zonas con limitaciones de sustrato, como las dolomías o areniscas del sur peninsular, o las arenas de gran potencia de la Meseta castellana.


Macrorrestos encontrados en el yacimiento de Hontalbilla (Segovia) aportan importante información sobre el carácter autóctono del pino negral en el manto de arenas del sector meridional de la cuenca del Duero, lo que induce a pensar que el pino negral es una especie integrante del paisaje vegetal de la Meseta en el Holoceno.

Desde una perspectiva selvícola es útil considerar dos subespecies, reconocibles por su localización y morfología: la subespecie atlantica (pino marítimo) y la subespecie mesogeensis (pino resinero, negral o rodeno).

Pinus pinaster es la especie española del género que se adapta mejor al aprovechamiento resinero, particularmente en Soria, Cuenca, León, Guadalajara o Albacete.


*El Pinus sylvestris es la especie de pino en España con mayor cantidad de pies adultos y el Pinus halepensis la que mayor superficie ocupa.


Fuentes

La superficie forestal española en cifras


Silvicultura de Pinus pinaster








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